Crisis en el arzobispado de México Cardenal Aguiar y las parroquias del coronavirus, las trampas de Desde la fe y la marioneta del arzobispo

Cardenal Aguiar y las parroquias del coronavirus, las trampas de Desde la fe y las marionetas del arzobispo
Cardenal Aguiar y las parroquias del coronavirus, las trampas de Desde la fe y las marionetas del arzobispo

*¿Comenzó “visita pastoral virtual”?

*Salvar al semanario volteando a la época de oro.

*La entrevista del día del niño y la marioneta del cardenal.

De no haber sido por el confinamiento y esta crisis pandémica, el arzobispo Carlos Aguiar habría iniciado su cantada visita pastoral desde el 30 de abril. Esa fue la promesa hecha en enero pasado del cual saldría un novísimo plan pastoral que hasta antes de la parálisis del coronavirus era urgente para la que alguna vez fue una de las arquidiócesis más grandes del planeta, no sólo en cuanto a población sino en estructuras pastorales. Con el número de obispos auxiliares que seguramente ahora son un verdadero lastre y peso para la quebrantada economía de Carlos Aguiar, -porque cinco obispos viviendo juntos en el palacio de cristal y hierro que sólo sirven para transmitir y postear en FB son muy caros- en la práctica serían los encargados de peinar las parroquias llevando los saludos de su Eminencia quien se reservaría las parroquias más importantes, que no de las periferias, esas que le resultan cómodas evitando aglomeraciones y menos peligrosas ahora por lo de los contagios potenciales. Ya desde la vicaría de pastoral, el ahora apocado y eclipsado padre Lozano Platonoff tenía en su escritorio un plan de la visita que como ya ha sido constante, era más bien fruto del delirio de extravagancias, de la improvisación y la fragmentación de esfuerzos, cuando no del protagonismo con buena dosis de narcisismo que se alimenta de las redes sociales para los adictos a la viralización y likes. El proyecto quería posicionar al agonizante semanario arquidiocesano para promover las visitas y obligar su compra, además de una “biblioteca de buenas prácticas” (¿?) y la confección de reconocimientos como si se tratara al empleado del mes por lo que agentes de pastoral serían recompensados con un pin-escudo del arzobispo, un misterio para pulsera, la bendición impresa de su Eminencia o un diploma con relieve. La visita se prolongaría hasta agosto de 2021 para la celebración de una asamblea arquidiocesana en noviembre.

Visita pastoral. Frustrada por el bicho.
Visita pastoral. Frustrada por el bicho.

Pero un bicho llegó y echó por la borda todas estas giras y ambiciones. Sin embargo, don Carlos no quiso perder oportunidad. Desafortunadamente, la vorágine de datos -que no de información- que pasa por nuestros dispositivos en estos tiempos del coronavirus, hizo pasar casi inadvertido un peculiar mensaje a los que ya se ha acostumbrado al arzobispado de México, a través de la pastoral del video que podría representar el inicio de la “visita virtual” de su Eminencia, justo como él quisiera, con el mínimo contacto, aséptico e impoluto para evitar a esos invisibles gérmenes.  A sugerencia de sus asesores de imagen, resulta que don Carlos quiso colgarse del trabajo de muchos seres humanos anónimos cuya fe y celo apostólico han sido de los principales motivos para organizar una pastoral del encuentro que no busca sólo la foto en redes. Aun sabiendo que el trabajo no es suyo y ni siquiera ha incidido como cabeza visible para motivar, impulsar o siquiera inspirar a sus sacerdotes y movimientos, casi apoltronado en el asiento del burocrático discurso, el arzobispo Aguiar va desgranando una seria de felicitaciones que enuncian más perogrulladas que sinceros reconocimientos de padre y pastor: a los sacerdotes, a los agentes de pastoral, a los consagrados y a los movimientos apostólicos… “Agradezco la respuesta ante el confinamiento impuesto”, para pasar al quid del asunto y que parece esto del coronavirus sería el milagro para don Carlos y su lánguida Iglesia para soñar. “La creatividad pastoral nos ha llevado a coordinar nuestras comunidades formando redes de ayuda entre párrocos y sus comunidades… La manera de gestionar la parroquia con esta pandemia ha cambiado y nos está haciendo pensar en otra forma de administración más solidaria y creativa…” Los adjetivos finales son sólo aderezo de un plato más bien amargo en este trance de la arquidiócesis. Para nadie es extraño la alarmante situación económica y pastoral de decenas de parroquias. Aunque los curas más jóvenes, familiarizados con las redes, han impuesto un estilo que llega a muchos, pero no a todos, los datos dan evidencia de que el clero más curtido es el que está en la primera línea de batalla, la trinchera de la realidad no de la virtualidad. La edad promedio del clero diocesano fluctúa entre los 45 y 65 años, que podría ser la mitad del actual presbiterio y que les corresponderá atender esta especie de mutación religiosa después del confinamiento. Sin embargo, don Carlos tiene algo más en mente que los proyectos pastorales. “La visión de futuro de la arquidiócesis” incluye una forma diferente de gestión “mediante plan de trabajo estratégico de solidaridad compartida”. Para nadie es desconocido que, para el desvencijado todoterreno, la parroquia es una forma rural y obsoleta. Desde su llegada a la capital del país, ha tenido una obsesión que no termina de cuajar y que el coronavirus podría resucitar: las unidades pastorales que representarían el control de los recursos humanos y, sobre todo, financieros, para consumar la centralización económica que ahora es de importancia capital y de sobrevivencia. Con las parroquias más humildes en quiebra, la única opción sería disolverse en esas unidades si quieren subsistir. Sería la coyuntura perfecta, el milagro que necesita el arzobispo Aguiar bajo el pretexto de la “sinodalidad profesional y de gestión” que quién sabe qué quiera decir exactamente, pero esa es la clase de conceptos con los que busca apabullar fruto de cavilaciones febriles. En el fondo, es sacar los recursos que más sean posibles, aun desde la pobreza de muchas comunidades, todo bajo el pretexto de la innovación y la creatividad pastoral. Asi es el tamaño de la crisis.

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Los que sí la tienen difícil son los administradores de los medios y recursos de comunicación de la arquidiócesis. Como recordará el amable lector, en marzo pasado, a las puertas de la pandemia, una de las estrategias del arzobispo fue fortalecer los medios virtuales, sacrificando otros. Desde principios de semana santa, no pasó desapercibida la suspensión de la edición digital del semanario Desde la fe que reapareció a finales de abril, pero ahora bajo el sistema PPV- Pay Per View- La crisis se evidenció ante el SOS de su director quien el 26 de abril dirigió una circular rogando por clicks para lograr suscripciones que incluyen una hemeroteca, por lo pronto, de la edulcorada revista que, según de nuevo sus promesas, habrá de almacenarse hasta llegar al número 1, sí hasta la primera edición del desaparecido periodiquito al cual le hicieron el feo y no por el papel revolución. En este naufragio, quieren agarrar de una tablita de salvación, la de una época de oro que jamás volverá. La actual campaña incluye mensajes de whatsapp que contrastan por sus contradicciones. No deja de llamar la atención párrafos como el que sigue: “Hola. El equipo Desde la fe quiere invitarte a formar parte de esta familia… Desde la fe es la revista del arzobispado de México que, durante 23 años, ha llevado la palabra de Dios a millones de personas… La contingencia sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus covid-20 (sic) ha hecho imposible que nuestra revista siga llegando físicamente a nuestros lectores como había ocurrido durante más de dos décadas…” y así continúa el whatsapp lleno de adjetivos heroicos y triunfalistas para culminar en que, por un costo muy económico, seguiremos teniendo en las manos la ínclita publicación.

Semanario. Desesperado SOS.
Semanario. Desesperado SOS.

Pero no deja de llamar la atención cómo se pretenden hacer burla del buen juicio del lector o tratarlo como un desmemoriado por no decir un adjetivo más fuerte. Fue el 17 de marzo, a través de un comunicado suscrito por el cardenal Aguiar, cuando se determinó lo siguiente:  “6. He pedido a la revista Desde la fe suspender sus ediciones impresas y potencializar sus esfuerzos en su página www.desdelafe.mx y en sus redes sociales, con contenidos que favorezcan el crecimiento espiritual de los lectores en estos momentos tan difíciles. De igual forma, eventualmente he instruido que apoye en la difusión de subsidios en formato PDF que permitan vivir los oficios propios de este tiempo con un espíritu de conversión, pero también de súplica al Señor para que nos libre de esta pandemia”. Más claro no puede ser. Quien “pidió” la desaparición impresa del semanario tiene nombre y apellidos y ese no fue el coronavirus. No es complicado trazar el camino que llevó a la muerte a una noble publicación la cual fue referente de la fuente periodística religiosa. El réquiem estaba cantado desde que Carlos Aguiar llegó al arzobispado. Y aunque al muerto se le vistió con un traje bonito para aparentar la palidez, en el ataúd era eso, un cadáver. Ahora, en comparación con otros semanarios diocesanos del país que incluso sirven como medios para dar a conocer las incidencias de la pandemia, quienes convirtieron al semanario en mercancía funcionan precisamente al revés de lo que exigen estos tiempos. Otras publicaciones ofrecen, incluso gratis, la edición digital a todo público porque saben que este tiempo representa una oportunidad de crecimiento, no de lucro. Pero en la arquidiócesis de México, la comunicación social, funciona precisamente como es típico del arzobispo: “Quedarse con la frivolidad «pop» y perder de vista la historia, la verdadera”, (Parafraseando y gracias Specola). Y aunque sea un costo muy económico", 400 pesos son algo que se piensa en estos tiempos de vacas flacas.

¿Alguien extraña Desde la fe? Yo tampoco…

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Dejamos al lector con la noticia boom del arzobispado. La entrevista de un niño al cardenal Aguiar, el 30 de abril pasado, que circula ampliamente en redes sociales. Resultó simpático el formato en el cual se dio este singular encuentro en un show virtual donde Aguiar fue homenajeado por un niño en lugar de que el arzobispo rindiera homenaje a los niños. La escena incide nuevamente en las formas que hacen sentir a gusto y reconocido a nuestro amado pastor. Y, en sus debidos contextos, viene a nuestra memoria otro singular encuentro que tuvo lugar a pocos meses del estreno del purpurado en el arzobispado de México: El saludo de Monsi que dejamos en el siguiente vínculo. Una cosa parece ser clara. El arzobispo Aguiar es él mismo ¡cuando le habla a una marioneta!

Monsi. En ambiente.
Monsi. En ambiente.

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