Colusión, complicidad, corrupción, dictámenes irregulares… Sacerdote denuncia: “Dinero del sismo no va a donde debería llegar”

Sacerdote denuncia: “Dinero del sismo no va a donde debería llegar”
Sacerdote denuncia: “Dinero del sismo no va a donde debería llegar”

Miguel Ángel Mendoza Correa, párroco de Santa María Magdalena de las Salinas, en lucha a fin de evitar el uso fraudulento de recursos para rehabilitar templos.

Dos años después del sismo del 19 de septiembre de 2017, pueblos y comunidades enteras esperan la recuperación de su patrimonio y reconstrucción. Las secuelas del sismo son aún dolorosas. Sin casa, miles de damnificados viven en la calle; sin escuelas, cientos de niños se educan en plazas y jardines; sin templos, miles de creyentes sufren el despojo espiritual. De acuerdo con el Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano -OCEM- actualmente existen un total de 95 diócesis en el territorio mexicano y este inventario muestra que el daño a los inmuebles de la Iglesia de México -por el sismo de 2017- equivale al 27.36. Veintiséis diócesis resultaron afectadas, 1850 templos fueron dañados de alguna forma. Sólo entre la arquidiócesis de Puebla y la diócesis de Cuernavaca sumaron 836 templos afectados mientras que la capital del país donde se asienta la arquidiócesis de México, 107 templos sufrieron los embates de la naturaleza.

A dos años, el panorama todavía no es el mejor. Hoy la autoridad reconoce que el avance de la reconstrucción es lento y la corrupción aflora en la distribución de recursos. Cada cuestión pendiente puede ser una caja de pandora de irregularidades e impunidad.

Un emblemático caso es el de la comunidad de santa María Magdalena de las Salinas en la colonia Panamericana de la arquidiócesis de México. Catalogado como monumento histórico en la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia  (INAH), es uno de los que llaman la atención, no sólo por la insistencia por intervenir en la estructura del edificio que, por más inverosímil que sea, no fue afectado por el sismo del 2017.

Quien ha hecho frente a esta atípica controversia es el párroco de la comunidad, padre Miguel Ángel Mendoza Correa. Académico y filósofo curtido en la pastoral parroquial, ahora vive su propio viacrucis entre las presiones de la autoridad y los amagos de los superiores ante su negativa de lo que considera un acto de corrupción que pone por delante al sismo de 2017.

La historia comienza con la evaluación de la autoridad a los templos de la ciudad. A diferencia de la devastación que cerró al culto público muchos templos de la capital, el sacerdote reclama que, por una irregular acta de hechos levantada y sin tener un dictamen de resultados de peritajes profundos para evaluar las afectaciones de su templo, la autoridad quiera forzosamente intervenir la parroquia de La Magdalena que no fue tocada por el poder de la naturaleza.

La amplia documentación del padre Mendoza Correa a sus superiores, el cardenal Carlos Aguiar Retes y el obispo auxiliar Adolfo Miguel Castaño Conteras, exhibe la sucesiva y detallada relatoría que al final ha resultado en evasivas, silencios y amonestaciones ante lo que, considera, es un escenario complaciente de corrupción.

El 16 de febrero de 2018, el INAH entregó para conocimiento del sacerdote los supuestos daños del templo a través de un documento sin rigor técnico. Y aunque se advertía al sacerdote de que esas “afectaciones” ponían en riesgo la estabilidad del inmueble y la seguridad de los fieles, la realidad es que el templo sigue de pie sin problema alguno. “Al principio no di importancia a la visita del 16 de febrero” dice el párroco, pero en realidad era un amañado documento para reportar una lista de “pequeñas cosas” que no son derivadas del sismo… Más bien, de falta del mantenimiento.

Acta de hechos. Irregularidades.
Acta de hechos. Irregularidades.

“¡Son cosas falsas!” asevera Mendoza Correa. “Reportan la caída de un sillar de cantera de la cornisa de la fachada… Ese sillar de cantera ya estaba en el piso mucho tiempo atrás y ¡refirieron como si su caída se hubiese ocasionado por el terremoto de 2017!”

La insistencia de la autoridad causó extrañeza al sacerdote sabiendo que esas afectaciones no eran consecuencia del temblor. Una primera señal de alarma se encendió. Como párroco por 14 años de san Bartolo Atepehuacán, templo del siglo XVII, en la zona de Lindavista al norte de la Ciudad, pasó la amarga experiencia cuando las autoridades del INAH metieron mano en la restauración del monumento con malísimos resultados y pérdidas económicas.

El Informe pastoral del párroco presentado a los superiores eclesiásticos, del 1 de febrero de 2017, da constancia rigurosa y detallada de las promesas de restauración que al final fueron un monumental fraude del que nadie ha respondido. “Corrupción y malos trabajos de las instituciones federales y la desaparecida empresa Ars Habitat, AC, elegida por el INAH” Esto en 4 etapas que realizó con la comunidad de 2010 a 2015. Su experiencia de restauración hizo encuentro con la corrupción…afirma el documento. Para la labor, la comunidad reunió un millón 200 mil pesos (poco más de 63 mil dólares) mientras que los recursos de la federación ascendieron a 800 mil pesos (42 mil dólares)

Las etapas 2º y 3º evidenciaron los malísimos trabajos de la empresa y la complicidad de las autoridades que hicieron ojos ciegos… cuenta el presbítero en carta dirigida al cardenal Carlos Aguiar. “Es por eso que decidimos denunciar de manera comunitaria esos hechos manifestando nuestra desconfianza y preocupación. ¡Nunca obtuvimos respuesta de ninguna autoridad clerical-eclesiástica ni civil-federal”!

Esa desafortunada experiencia dio al presbítero el ojo aguzado para sospechar de las inverosímiles conclusiones respecto de los daños del templo de la Magdalena. La segunda alarma se encendía. La insistencia de las autoridades por intervenir sobre un monumento prácticamente seguro y sin afectaciones fue el inicio del acoso al presbítero al negarse que autoridades y empresas metieran mano para reparar lo inexistente. Otro factor fue preponderante. Al enterarse del seguro con cobertura para los monumentos del patrimonio histórico nacional, el padre Mendoza percibió con suspicacia que marcar con afectaciones y catalogar el templo como dañado por el sismo era, en el fondo, una posible colusión de empresas, autoridades y otros intermediarios para hacerse ilícitamente del dinero del seguro o más aún de allegarse de recursos públicos de manera ilícita.

La Magdalena. Impecable.
La Magdalena. Impecable.

Desde entonces, el padre Miguel inició una lucha que le ha llevado a formular los más variados alegatos en su búsqueda por la verdad y coherencia ética. Reunió testimonios de otros sacerdotes quienes habían pasado por la misma situación de reparaciones fraudulentas y uno de los respaldos más valiosos vino del último obispo auxiliar en la I Vicaría, Mons. Florencio Armando Colín Cruz, hoy obispo de Puerto Escondido y responsable en la Conferencia del Episcopado Mexicano de la Dimensión Episcopal el Cuidado de los Bienes Culturales y Arte Sacro.

Efectivamente, en una carta del 17 de junio, Mons. Colín consigna un “Testimonio”“en relación con el asunto de la parroquia de Santa María Magdalena a cargo del párroco, Pbro. Lic. Miguel Ángel Mendoza Correa…”  El obispo respalda la probidad del sacerdote para después contradecir las conclusiones del INAH. En el documento se lee: “Sí quiero señalar que es mentira que dicho templo se afectó y, sin embargo, en el poco tiempo que va, el P. Miguel ha trabajado responsablemente con la comunidad para evitar afectaciones del retablo con el mantenimiento de la cúpula y de paso ha dignificado el atrio parroquial… Debo decir que es admirable la entrega del P. Miguel pues lo constatamos en la belleza del templo…” Y más adelante señala: “Lo que no me explico es por qué esta molesta insistencia a un templo que se está trabajando cuando más debería haber trabajo institucional (INAH-DGSMPC) en pro de los templos con daños severos que siguen esperando ayuda y recursos y no han llegado, me consta porque hemos tenido infinidad de juntas con las diferentes instancias y los recursos no llegan donde tienen que llegar…”

Mons. Colín. Apoyo.
Mons. Colín. Apoyo.

Pero Mons. Colín Cruzfue relevado y Mendoza Correa soportó un camino cuesta arriba repleto de obstáculos, ahora ante las nuevas autoridades del arzobispado de México. Tres sentidas y precisas cartas del presbítero al arzobispo primado y al auxiliar de la I Vicaría expondrían las particularidades del asunto; sin embargo, la orden de estos obispos era clara:El padre Miguel debe dejar entrar a las autoridades del INAH, no importa lo que él diga.

Unos cuántos párrafos del obispo Adolfo Castaño coincidieron con la postura del sacerdote, pero daban el beneficio de la duda al INAH a pesar de las evidencias de las irregularidades: “He recibido tus comunicaciones y también he estado atento a ellas. De verdad coincido mucho en lo que has expresado. Sin embargo, considero que no podemos cerrarnos al diálogo. Te pedí que tuviéramos este espacio para escuchar lo que ellos dicen y proponen… Creo entender que la decisión, de alguna forma, ya está tomada: No aceptar ciegamente la ayuda que ofrece el INAH, por todas las razones, sobre todo por los intereses y corrupción que ya conocemos. No obstante, esto no exime que escuchemos pareceres y sobre conocer el dictamen de daños que tendrá que ofrecer la institución mencionada…”

Ante la presión de la autoridad y el silencio de los superiores -ninguna de las tres cartas del presbítero tuvo respuesta de Aguiar Retes- Mendoza Correa resume en un sustantivo las particularidades del caso: Corrupción. Y sentencia: No son pocos los recursos asignados... ¿Quién verificará? A la Iglesia Católica (aún a los obispos), no les quieren dar cuentas o se manejan en la opacidad, so pretexto de ser “autoridad”.

Por lo pronto, ante la nula acción del cardenal Carlos Aguiar y del obispo Castaño a quienes, afirma, se les ha presionado y maniatado para “no pedir cuentas o a ceder a mentiras o presiones de instituciones federales”, Mendoza asume esta causa en espera de los dictámenes técnicos que demuestren las afectaciones del sismo que jamás se encontrarán mientras lamenta el estado de otros inmuebles religiosos gravemente dañados, ahora cerrados bajo el argumento de la falta de recursos para rehabilitarlos. “Son los casos, asevera, de San Gabriel, Arcángel en Tacuba y otros templos gravemente afectados que a gritos piden ayuda como el de Nuestra Señora de Los Ángeles de la colonia Guerrero… Es injusto, esos son los contrastes del absurdo”.

Aguiar y Castaño. Maniatados.
Aguiar y Castaño. Maniatados.

Manipulación, imposición dolosa o arbitraria. Para el sacerdote, las autoridades actúan como jueces con intereses para beneficiar a empresas “amigas” adjudicándose arbitrariamente obra pública, sin permitir participación de otros o sin estricta e imparcial supervisión.

Ahora, esta denuncia se convierte en verdadera lucha personal sin importar las consecuencias. Tan solo para acatar la voz de su conciencia, el padre Mendoza sentencia categórico: “No podemos confiar u otorgar crédito sólo porque ellos son gubernamentales o para que la Iglesia no tenga problemas. A todas luces son instituciones corruptas o al menos sospechosamente insanas…Que brille la luz de la razón y de la verdad por encima de las oscuridades de la insania y de la mentira…”

Obras comunitarias. Responsabilidad.
Obras comunitarias. Responsabilidad.

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