Mi último post ¿Por qué me voy de Religión Digital?

¿Por qué me voy de Religión Digital?
¿Por qué me voy de Religión Digital?

Tras 13 años, Sursum Corda cierra ciclo en RD...

Algunos lectores han preguntado acerca de mi ausencia en el blog que cotidianamente venía sosteniendo en Religión Digital (RD). Creo necesario, por respeto a ellos, dar una explicación además de las razones que ya enuncio en el título de este artículo, una decisión difícil, pero creo bien ponderada.

Hace poco más de 13 años, Religión Digital (RD) abrió sus puertas cuando en diciembre de 2008 un buen amigo mío recomendó mi pluma al director, José Manuel Vidal, para abrir un blog en el portal en ese entonces apéndice de Periodista Digital. Significó una buena oportunidad para contribuir en ese espacio español con alguna opinión y crítica. La Iglesia mexicana tiene mucho qué decir, pero hay pocos especialistas para opinar con fundamento sobre una magnífica veta y filón de noticias, con sus luces y sombras, en el mundo de habla hispana.

Sostener un blog requiere invertir tiempo, perseverancia y, sin duda, sufrir altibajos para acrisolarlo de credibilidad. Sursum Corda, el blog de Guillermo Gazanini,como fue bautizado en ese momento, fue un espacio informativo y crítico.  Construirlo no fue sencillo. Cualquiera puede publicar y más hoy en la Babel de la virtualidad donde el éxito, dicen, puede conseguirse en likes, se mide por los minutos en el sitio o debido al número de noticias compartidas, pero pocos lo hacen con conocimiento, responsabilidad y, sobre todo, con la precisión objetiva. Poco a poco mi blog consiguió una posición que gozó de la confianza de José Manuel Vidal y Jesús Bastante para extender el nombre de RD a México en espacios católicos. En el desaparecido Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) o el Centro Católico Multimedial, el banner de RD lució gracias al gozne que este bloguero hizo con los responsables de esos medios. Por eso, el 26 de enero de 2016, José Manuel Vidal quiso que Sursum Corda se convirtiera en corresponsalía como una ventana de RD en México para tener de primera mano, la información de la Iglesia católica en esta parte del mundo hispanoamericano.

Así traté de hacerlo. Más de 3 mil posts en poco más de una década podrían ser pocos, pero en medio de las propias actividades, personales y profesionales, buscar la nota oportuna, correr tras la noticia, conseguir la entrevista, cubrir acontecimientos, dialogar con especialistas, intercambiar ideas con reporteros y comunicadores, fueron actividades para posicionar al medio. RD lo merecía y lo asumí como una responsabilidad la cual siempre hice gratuitamente.

No era poca cosa. Vidal y Bastante siempre me dijeron que RD era “un espacio de libertad” y bien Sursum Corda el blog donde podía reflejar opiniones y pensamiento bajo el marco del respeto objetivo, “el blog es tuyo”, me decían.

Quienes me conocen saben que esto del periodismo en mi vida es algo que he con pasión. Mi profesión me da lo necesario para vivir, pero escribir le pone un poco de sal y sazón a la existencia. Sin embargo, una bifurcación se abrió. Como lo escribía arriba, se puede estar bien con Dios o con el diablo, pero nunca jugar con los dos y aquí explico las razones de una decisión difícil por el aprecio al medio, a sus responsables y, sobre todo, a los lectores.

Si queremos que la Iglesia sea reformada, el cambio viene desde uno mismo y por eso mis argumentos son con toda transparencia a quienes jamás se debe subestimar, los lectores, ellos hacen el medio y lo sostienen de diversas formas. Lo mínimo es dar la cara con razones, no a través de ingenuas salidas, pretextos ambiguos o justificaciones inverosímiles ante el lector al que se le ofendería como un párvulo sujeto acrítico y pasivo.

Es conocida la manera en la que he seguido el actual gobierno del arzobispo Carlos Aguiar Retes desde Sursum Corda. Ahí constan más de 100 artículos que dan fe de lo que sucede en la arquidiócesis primada de México. Hechos, documentos, opiniones, cartas, entrevistas… todo fundado y motivado. Al arzobispo Aguiar sólo lo he topado una vez, en diciembre de 2018 en lo que era la rueda de medios decembrina, y con eso me fue suficiente. Fue la única vez que le he dado la mano para saludarlo.

No obstante, la crítica al gobierno pastoral tiene motivos más sencillos y evidentes. Incompetencia e improvisación han desparramado desde la cabeza hasta llegar a un punto muerto. Todo eso fue señalado en este blog y la mejor defensa de sus detractores fue decir que se orquestó un “ataque sistemático” al arzobispo Aguiar espetándome acusaciones irrisorias: desde cobrar chayotazo de quién sabe cuántas personas, pasando por creerme un resentido que perdió una posición de poder o miembro de no sé qué grupo de ultraderecha, de ser yunque y hasta declarado enemigo de la Iglesia prohibiéndose la lectura de mis artículos entre el personal de la curia del arzobispado de México. Fue la orquestación de mi velada censura amparados en la metástasis del cáncer clericalista enquistado en los medios, para incensar a unos pocos y denostar a otros tantos.

Pocos se han atrevido a emitir un juicio de los derroteros del arzobispado o dar un comentario sin edulcorantes. El naufragio de la arquidiócesis de México tuvo puntual seguimiento en Sursum Corda. Todo eso comenzó a incomodar, luego a molestar y al final a inquietar de verdad a los del círculo del cardenal Aguiar. ¿Por qué soportar a un bloguero enemigo de la Iglesia y delhombre del Papa en México? ¿Por qué tolerar un blog en un sitio pro Francisco exhibiendo el fracaso del supuesto amigo del mismo Papa?

Un día, unilateralmente y bajo pretextos técnicos, sin previo aviso, fui desplazado del cuadro de corresponsales de RD. Imagino las sonrisas de satisfacción de quienes dieron la orden. El redactor en jefe, lo primero que argumentó fue una inocente “restructuración” del sitio que fue una salida inverosímil. La cosa no terminó ahí. Para los directivos, la corresponsalía era ya insostenible por supuestas “quejas que nos llegaban de Roma” ¿Quejas de quién? Desde luego tengo fundadas sospechas de quiénes, desde el arzobispado de México, pueden estar detrás. Tan siniestros como el mismo capo que los manipula como marionetas.

Esa mano negra movió los hilos para que José Manuel Vidal ordenara dejar caer la guillotina sobre la corresponsalía que, véase por donde se vea, es equivalente a una censura, aun cuando el blog permanecería activo. Cancelarlo hubiera sido la aceptación tácita de la mordaza y respaldar totalmente la ejecución, terminar con la corresponsalía cimbró también mi confianza, defraudada cuando el medio decantó por solapado pseudoperiodismo patiño, zalamero e indecente de quienes, aunque sea vergonzoso, arrinconaron a RD a la autocensura.

Así me decisión ha sido, ¡cómo no! dolorosa. Pero a nadie más se puede apelar. Tras 13 años, seis de los cuales fui corresponsal, es más digno decir gracias con la frente en alto que verme marginado para complacer la inmoralidad de esos perversos hacedores de la mentira.

Pese a quien le pese, Sursum Corda fue una estrella que brilló con luz propia en RD. Esa luz incomodó y cuando cualquier medio prefiere proteger y acatar órdenes de arriba para ejecutar la censura represiva, irremediablemente ha optado por el camino al despeñadero.

Una ventana se cerró y pronto otras puertas se abrirán. Es de cristianos ser agradecidos y así lo hago con José Manuel Vidal y Jesús Bastante. A pesar de que no hubo una forma profesional y cristiana para darme razones suficientes de mi censura como corresponsal, yo sí apelo a la educación y dignidad profesionales para darles las gracias y exponer los motivos de este último post en RD, no a través de mensajes de whatsapp o de telegram sino del mejor vehículo que tengo hasta ahora, el de la palabra escrita, la de Sursum Corda, del corazón agradecido en el portal que presume de tener libertad.

Por lo demás, a ustedes amables lectores quienes dieron un voto de confianza y no de castigo a este bloguero, va un profundo e infinito agradecimiento. Gracias por sus comentarios de ánimo y paciencia. Este es el mejor párrafo que escribo al cerrar este ciclo en un portal al que consideré casa de expresión y de libertad.

Y como señala el Evangelio, “no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz.”

¡Dios les bendiga siempre!

carnet RD

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