"Estoy casi seguro de que la mayoría de nosotros recordamos cómo amanecimos aquel trágico jueves de hace veinte años, dónde estábamos cuando tuvimos noticia de los atentados y cómo vivimos las primeras horas, a quién llamamos o quién nos llamó. Y las jornadas inciertas que se abrieron"
"No son números. No son estadísticas. Son vidas humanas que quedaron segadas de golpe. Individuales, singularísimas, únicas, irrepetibles, todas especiales. Los fallecidos eran hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. Eran esposos, padres, madres, hermanas, hijos e hijas, amigos, vecinas, compañeros de clase o de trabajo. La muerte, cruel, prematura y violenta, se adelantó"
"Recordar es un deber. Se lo debemos a quienes ya no están. Y nos lo debemos a nosotros mismos como sociedad. Debemos recordar a las víctimas que siguen vivas en nuestra memoria y pedir para ellas el abrazo de Dios"
"La mirada al pasado no ha de ser una mirada que se quede atrapada por la dureza inexorable de los hechos. Tampoco una mirada interesada al servicio de la propia ideología. Si miramos al pasado, es para aprender de nuestros errores, para no volver a repetirlos"
" Hay mucha luz en medio de las sombras. Existen muchas personas concretas, con corazón generoso, capaz de dar la vida por causas nobles; es necesario aprender a percibirlas y arrimarnos a ellas para no deambular sumidos en la penumbra"
"El terrorismo, el recurso a la violencia, es una forma equivocada y llamada a fracasar para afrontar los conflictos. Es una forma indecente e inhumana. Las víctimas de ayer nos recuerdan a las que, en nuestros días, en tantos lugares y contextos, sufren el azote de la violencia, de la guerra, el terror y la sinrazón"
"No es suficiente una liviana preocupación por el bien común. Hace falta abrirnos juntos a los problemas, las angustias y las heridas de las personas, para que la voluntad de atenderlas derribe obstáculos y barreras. No basta un vago deseo de justicia. Hay que empeñarse en trabajar por ella"
"A todas las gentes de Madrid os invito a cuidarnos, a que seamos conscientes del regalo que somos los unos para los otros y que cuidemos amablemente cuanto sostenemos. A las autoridades y personas que ocupáis en este momento puestos de responsabilidad: no dejéis de tomar en serio vuestras propias palabras al servicio del bien común; convertidlas en herramienta activa para la paz, la justicia, la concordia y la convivencia. Y a las víctimas y a sus familias, queridos amigos, dejaros encontrar por Dios"