9 nov 2024

El Papa, a los donantes de sangre: "Sigan la sangre para llegar al corazón"

“El donante no sabe a quién irá su sangre, ni tampoco la persona que recibe una transfusión sabe quién es su benefactor. Y la sangre misma, en sus funciones vitales, es un símbolo elocuente: no se fija en el color de la piel, ni en la filiación étnica o religiosa de quien la recibe, sino que entra humildemente donde puede, intentando alcanzar, corriendo. a través de las venas, de cada parte del organismo, para llevarle energía. Así funciona el amor. Y en este sentido es significativo el gesto de extender el brazo, que se realiza en el momento de la toma de muestras”