Los agentes del libro religioso en España han intercambiado su visión de la pandemia y de los retos que está planteando a un sector que ya venía sufriendo apuros desde la anterior crisis económica, y por la causa más profunda del envejecimiento del público lector
“Las librerías religiosas hace tiempo que no tenemos afluencias de supermercado”, ha reconocido Teresa Olmos, librera de Paulinas. Explicando que la vuelta a la tienda de los clientes está siendo emotiva porque es un perfil de comprador que busca cercanía y consejo
Mónica González Navarro, editora de Narcea, ha compartido que los meses de confinamiento más duro han supuesto “el 85% de pérdida de la facturación” y que a final de año se seguirá percibiendo el desplome
Como distribuidor, Luis Miguel Esteban ha destacado su función de conectar proveedores (editoriales) con clientes (libreros) “para que ningún lector se quede sin su libro”