"El terremoto que ha sacudido Marruecos llegó sin previo aviso, fuerte, de noche. La gente estaba asustada y era difícil contenerla: se echó a la calle"
"Marrachech era el espejo de los periodistas, la única ciudad cercana al seísmo a la que se podía acceder fácilmente en avión, lejos del núcleo de población más cercano al epicentro en la región de Al-Haouz, donde, en los pueblos, las casas se han desmoronado literalmente"
"El terremoto ha golpeado especialmente a los más pobres y débiles … Aquí no se pueden contar los daños. Esta gente nos enseña. Nadie lamenta haber perdido su casa, sino a sus seres queridos... sin distinción"
"Se cuenta el número de muertos y heridos, pero no se dice el número de necesitados … Para estos hermanos y hermanas, es normal que todo venga de Él... y no hay que entender un terremoto, hay que seguir viviendo. Lo que estos hermanos y hermanas necesitan ahora es agua, pan, medicinas... y nuestra cercanía"