Esa obscena provocación ¡Ay de vosotros, los ricos!
Hay niños muriendo de hambre en Gaza
La reciente boda del magnate, dueño de Ámazon, Jeff Bezos, con Lauren Sánchez, en Venecia ha suscitado en mí una inmensa repulsa e indignación. La han llamado la boda del siglo; yo la llamo la boda de la ignominia. Una boda que ha durado tres días en medio de un derroche descomunal desvergonzado. Al mismo tiempo que muchos niños están muriendo de hambre en Gaza por el boicot humanitario de Israel a Gaza. La boda ha sido una exhibición de lujo, al modo de las antiguas realezas, que ha causado, con razón mucha controversia y varias manifestaciones de repulsa. Acudieron doscientos cincuenta invitados de las altas esferas mediáticas y económicas, encantados de formar parte de esa farsa superficial y obscena, de esta exhibición de vanidades. Han gastado unos veinte millones de dólares, lo suficiente para salvar la vida de miles de niños en Gaza y en otros países del mundo, azotados por la necesidad, fruto de la explotación de grandes multinacionales, como Ámazon. Grandes manifestaciones se organizaron contra este evento que secuestró la ciudad de Venecia durante tres días y donde pululaban los grandes ídolos con pies de barro de la fama y el dinero como Leonardo Di Caprio, Ivanka Trump (Hija del amenazante presidente de EEUU), Jhon Elkann, presidente del grupo automovilístico Stellantis y otros muchos de semejante hechura. Los manifestantes gritaban: “Bezon no es bienvenido ni en Venecia ni en ningún sitio. Venecia es una ciudad viva, no un local que se alquila al mejor precio”. Yo me uno a este grupo de manifestantes para protestar por estos gastos escandalosos en un mundo malherido por el hambre y las guerras para decir en voz alta: “¡Ay de vosotros, los ricos”!
Una cosa tengo clara: Jamás voy a comprar nada en Ámazon porque no quiero ser cómplice de estos espectáculos antihumanos e indignantes. Con su pan se lo coman.
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