| Luz Mery Bermeo de los Ríos
En realidad, no lo había pensado, pues siempre estamos condicionados por lugares, personas y letreros que nos están diciendo: baja la voz, evita gritar, gracias por regalarnos el silencio y en nuestra formación, no se ha considerado los gritos como una opción para alcanzar lo que necesitamos.
Pero hay algo en todos nosotros que simplemente actúa de manera natural y olvidando el protocolo ¡GRITA! De alegría, de miedo, pidiendo auxilio o buscando que alguien nos escuche.
Pues bien, hoy quiero invitar a la humanidad a ¡GRITAR! Como lo han hecho estos personajes bíblicos y han alcanzado el favor de Dios. Tal vez nuestra oración tímida, necesita un poco de valor, para expresar con toda el alma lo que siente.
Con el ánimo que nos dan estos relatos, cuéntame ¿Cuál es ese motivo por el que quisieras gritar?