#sentipensares ¿IRRUMPIR CON LIBERTAD Ó LIBERTAD DE IRRUPCIÓN?

| Martha Eugenia, Mujer Mariposa
Desde que abro la puerta de la calle para entrar, el perfume me envuelve gratamente irrumpiendo mi ser. Inmediata busco de donde proviene y con alegría observo que los once botones de Reina de la noche, han florecido impetuosos, para deleite de los que estamos presentes.
Los días de antaño, en que he percibido los minúsculos botones, con vehemencia he esperado que florecieran. Y hete aquí, que al igual que en la vigilia de Pentecostés, Tú, el Paráclito, el Defensor, el Amor entre el Padre/Madre y el Hijo, irrumpes una vez más en mi vida, después de haberte invocado, individual y en comunidad.
Esta es la opción en la vida que otorga esta Madre/Padre amor para cada uno, alternativa que viene en la libertad de decisión de pedirla y después aceptarla. Para entonces Tú, irrumpir impetuoso en mí, estando en comunidad para sentir tu fuerza que arrasa, que impulsa, que me hace decir, gracias ESPÍRITU SANTO, por estar.
Reconozco tu potencia, me siento penetrada por tu ímpetu, te siento en todo mi ser. Gracias por tu existir, agradezco tu presencia en mi vida, que me permite exclamar con certeza, que Tú, el Espíritu de Dios te sientes aquí. De dos maneras, personal y comunitariamente. Una y otra, necesitan estar intrínsecas. Se requieren ambas circunstancias para que te manifiestes Espíritu de amor.
Aún estando sola de manera física, te invoco en oración, diciéndote: "Tú dijiste que cuando dos o más estemos en tu santo nombre, Tú estarás con nosotros". Mat 18,20. En ese momento unida a Cristo Jesús, estoy haciendo comunidad, somos dos.
Y en la Víspera de Pentecostés, reunidos como comunidad parroquial, te invocamos, y viniste. Te sentimos y nos arrasaste como un caudal de agua viva. Que da no solo el anhelo de más de Ti, sino también la fuerza para superar los avatares de la vida.
Espíritu Santo, que eres eterno presente, te pido sigas sosteniendo a la Iglesia, a ésta que doliente, dispersa, a veces certera y muchas más desubicada, persevere en Ti, con libertad, con la capacidad de saberse y sentirse poseída por Ti, el gran Consolador. Fuente de amor, inunda los corazones de los que clamamos a y por Ti. Ten compasión de tu Iglesia, que solo bajo tu luz puede ver y seguir a Jesús, el camino, la verdad y la vida.
Señor, tercera persona de la Trinidad, iluminados por tu luz, permítenos discernir lo que quieres de y para nosotras, las mujeres en tu Iglesia. Danos la fuerza, para seguir esforzándonos en Tu guía. Danos la sabiduría de siguiendo tu camino, luchar por un mundo nuevo, por una Iglesia renovada. Danos cada uno de tus dones y enséñanos a utilizarlos para la construcción del Reino. Pero ante todo, síguenos sosteniendo en el esfuerzo conjunto de mantenernos como Iglesia contigo.