#sentipensares Juguetes Rotos

Los hijos e hijas de mujeres violentadas son piezas del engranaje como sus propias madres.

#Sentipensares

Ayer estuve todo el día recogiendo juguetes rotos. Encontré piezas por rincones inesperados. Detrás  de las puertas, debajo de los sofás, encima del mueble de entrada, debajo de  las camas. Partidos por la mitad, y mordidos con ¡la rabia! de vivir en un lugar que no es su casa.

Con el trabajo diario, no me di cuenta de que estaba guardando inconscientemente cada una de las piezas que forman juguetes rotos. El bolsillo de atrás del pantalón vaquero iba inflándose como  un globo: una rueda de un cochecito, una ficha amarilla del juego de mesa “quién es quién”, un muñequito de chocolatina Kinder, un cromo, un caballito, una carta de animal… Casi no me di cuenta del gesto inconsciente de ir guardándome pequeños juguetes para que las y los bebés no se lo llevaran a la boca. Cuando llegué a casa a las doce de la noche, me senté en el sillón y sin querer, rocé aquellos bultitos puntiagudos que sobresalían del pantalón. Reuní aquellos trastos pequeñitos encima de la mesa pensando que mi tarea en la casa de acogida había sido “recomponer pequeños juguetes rotos”. Cada una de estas piezas habían sido tocadas, sentidas, disfrutadas en manos de niñas y niños y después lanzados al suelo desde la inconsciencia, tal y como hicieron con ellos.

Cada personita pequeña, es un “Juguete roto” que hay que reparar, juntar y pegar para que cada emoción encaje con su sentimiento, y vuelvan a ser felices. Construir cuando la vida está fragmentada es ir uniendo un puzle, donde la rabia, la ira, el enfado, vayan transformándose con delicadeza y sencillez en emociones positivas.

Los hijos e hijas de mujeres violentadas son piezas del engranaje como sus propias madres. A veces se esconden detrás de ellas para no ser vistos por su padre, otras veces hacen de escudos humanos protegiendo a quienes les dieron la vida, otras cuidando de sus hermanos y hermanas más pequeñitos mientras se desata la guerra en la cocina.

En este tiempo de oro incienso y mirra que llegará en los próximos días, pido con todas mis fuerzas continuar recomponiendo juguetes rotos con cada gesto, con cada palabra, y sobre todo  con la  presencia que brota del corazón.

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