PASOS EN LA HUASTECA

Camina presurosa, lleva a cuestas mentalmente el
objetivo. Se sabe trabajadora del Reino de Dios que
conlleva tal responsabilidad y la asume con diligencia
y compromiso.

Busca dentro de sí “güenas ideas”, como parte de su
costumbre desde muchos años atrás. Ora da
sonrisas, ora da opiniones, otras veces compañía, y
algunas más tan sólo está a la distancia, pero todas
respaldadas por la constante oración que persevera
para recordarle al Señor de tantas penurias vividas
por los olvidados por otros.

¿Cómo nació su vocación? La impronta del Señor
Dios la tenía en su corazón desde pequeña, pero
empezó a germinar viendo a sus padres ayudar a
otros desprotegidos. El ejemplo arrastra, y el que
recibió no solo dejó huella indeleble en su ser, sino
que se vio reforzada por los haceres de su esposo.

Tantos avatares y tan sólo con dos manos y
contados recursos, pero sabiéndose creativa va
dando consuelo a muchos, ya sea con palabras de
esperanza o cálidas sonrisas y juegos o
contagiando a otros de ayudar a los que lo
necesitan.
Decires sustentados en la palabra del Hijo de Dios
altísimo, primero escuchados, luego aprendidos,
más tarde meditados y por último compartidos en
aquellos lugares donde la naturaleza se dona
impetuosa, a veces como única respuesta de

aliento para los lugareños que se sienten abandonados o ignorados por los que
debieran protegerlos mostrando el amor incondicional que la Madre/Padre celestial
tiene para ellos. Mujeres, niños, hombres, que desde siglos atrás han esperado el
cumplimiento de promesas, que al paso del tiempo tan solo se han convertido en
falsas palabras, en fingidos decires que les han impuesto como losas lacerantes
en su ser, en su diario vivir.
Y ella, como hormiga trabajadora, a veces cargando un peso más allá de sus
fuerzas, coopera por mitigar la dura carga impuesta a muchos que merecen ser
escuchados y protegidos...

...tal vez una pelota de colores que al ser botada por
piececitos descalzos o con zapatos rotos emiten una
sonrisa al patearla ocasionando que por un breve lapso
olviden el hambre,

...quizá la atenta escucha, percibiendo los dolores
físicos, emocionales, psicológicos de las mujeres
indígenas donde la gran mayoría apenas saliendo de la
niñez se convierten en madres de niños, raquíticos,
enfermos. Mujeres que o están preñadas o amamantando
o muchas veces las dos cosas al mismo tiempo. Sin
haberles dado tiempo a tejer sueños y tal vez, coquetas
probarse unos aretes, o escribir en un cuaderno sus
ilusiones y también sus pueriles desilusiones.

...varones que se convierten en hombres cuando ya pueden cargar 20 o 30 kilos
de algo sobre sus espaldas imberbes, cuyo único desahogo es tener una mujer
que al paso de pocos años procrearon hijos con los cuales no sabrán qué hacer, ni
cómo educar para romper el patrón que parece una maldición que les es
impuesta. Por lo que, al recibir sus palabras de consuelo u orientación o tal vez
una ayuda física que ella les ha llevado, retoman fuerzas para proseguir.

En fin, entre esos desalientos o injusticias, ella,
catequista, transmite esperanza, sonrisas,
carcajadas, ayudas físicas o morales. Muchas
veces apoyada por donaciones de otros, que
motivados por sus palabras responden a su
invitación de compartir con los más necesitados.
Sostenida por la Ruah divina que ha prometido
que "Donde están dos o tres reunidos en su
nombre, allí está en medio de ellos" Mateo 18:20.

Ella unida a Jesús Eucaristía, a Jesús en su
Palabra, creyendo en él, llevándolo, sale al
encuentro de los demás, para que con sus
acciones sientan y vivan que Jesús está a su
lado, los consuela y los ama.