¿⁣Quién nos correrá la piedra?

El relato de resurrección de Mc 16, 1ss me anima a actuar en fe, con confianza plena en Dios y de manera especial cuando encontramos piedras en el camino, que como nos dice el evangelio son: muy grandes…

Quisiera detenerme en los versículos:

 1 Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María de Santiago y Salomé compraron perfumes para ir a ungirlo. El primer día de la semana, muy temprano, cuando amanecía, llegaron al sepulcro. 3 Se decían: —¿Quién nos moverá la piedra de la entrada del sepulcro? 4 Alzaron la vista y observaron que la piedra estaba movida. Era muy grande.

Junto a ellas, pienso en nuestra cotidianidad, en lo que emprendemos día a día; en las cosas que a veces se dan y en las que no. En aquellas que nos detienen y que muchas veces solo están en nuestro pensamiento, como nuestros miedos y prejuicios. Imaginando a las mujeres, que tal que ellas hubieran dicho: no vayamos, igual no podremos entrar, no hay quien nos mueva la piedra y para colmo nos pueden arrestar, por ser sus discípulas.

Pero ellas, aun sabiendo que había una piedra, siguieron adelante, y el Señor las recompenso no solo moviéndoles la piedra, como lo relatan los cuatro evangelistas, sino mostrándose a ellas Resucitado. ¡Qué alegría! Y qué fortaleza la que recibimos para continuar con nuestro camino, pues estamos seguras de que Dios se encargará de nuestras piedras.

Quisieras compartirnos alguna historia de esas en las que te asaltaba la incertidumbre y luego todo salió bien ¿Cuál fue esa piedra que Dios movió por ti?