El lago de Tiberíades. El origen del llamado. Llamado que en ocasiones, tiene sus altibajos, que nos hace retroceder a nuestra zona de confort:"Me voy a pescar" ..."Vamos también nosotros contigo". Y, en medio de la noche oscura no se encuentra el sentido de la pesca. Pero, al amanecer se divisa de nuevo la orilla, y en ella, al Maestro que con ternura maternal nos dice:"Vengan a desayunar".
Descansen un poco. Renueven el entusiasmo y las fuerzas con la comidita familiar, para que sigan anunciando y caminando mi Reinado. Palabras de consuelo, para nuestro grupo sororal que como la discípula amada de Jesús, reconoce al Maestro en las primeras luces del alba:"Es el Señor".