La práctica católica de untar con ceniza como un símbolo de conversión, va en Contravía con lo que escuchamos en la lectura del evangelio.

Hace muchos años, no me "pongo" la ceniza, no porque haya dejado de ser católica, sino porque he dejado de ver al Dios rígido y patriarcal, para sentir la presencia maternal de la fuente femenina de la Divinidad llena de ternura y compasión.

Esa presencia relacional que me dice: "cuando hagas ayuno no te muestres cabizbaja como hacen los hipócritas, tú, lávate la cara, perfuma tu cabeza y levanta el rostro sonriente, porque es el tiempo de tu LIBERACIÓN.