Inicios

El título no viene a cuenta solo porque empieza un nuevo año o porque enero sea el primero de los meses: s consecuencia de una “resaca” navideña provocada por el comienzo de muchos de los textos evangélicos que hemos escuchado en las celebraciones. Me ha vuelto a sorprender su insistencia machacona en empezar nombrando los contextos geográficos, históricos y políticos en que acontecieron las cosas del Dios-con-nosotros.

“En los días del rey Herodes…”: así comienza Lucas su relato “en los días de la expulsión de los rohingya, de los 300 muertos en el ataque yihadista en el Sinaí, de las hambrunas en el cuerno de Africa, de las muertes de tantas mujeres por violencia machista…”).

“En aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando…”, y a causa de ello una pareja de desplazados no encontraron sitio en la posada, como no lo encuentran los que llegan en pateras, ni los que intentan saltar las vallas, ni los del campamento de Calais recientemente desmantelado.

“Herodes busca al niño para matarlo”, avisa también Mateo y aquella vida frágil corrió tanto peligro como la de millones de niños sometidos a desnutrición, a violencia, a explotación sexual.

La banda sonora de los evangelios no registraban sólo rumores de ángeles: estaba resonando también en ella el llanto de los padre y madres de los desaparecidos en el submarino ARA San Juan, o de los que reclaman atención para sus hijos con enfermedades raras. “Es Raquel que llora por su hijos sin querer consolarse porque ya no existen”.

Es precisamente aquí, en medio del mundo inhóspito de entonces y de ahora, a donde sigue llegando un anuncio sorprendente y jubiloso que “no caduca”: “Llenaos de alegría, os traigo una buena noticia: Os ha nacido un niño”.

Buen inicio de la cuesta de enero.
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