Me ha escrito mi Arzobispo

Once páginas, que para lo que estamos acostumbrados, se leen en un suspiro.

Desde los tiempos de Alberto Iniesta no había vuelto a pasarme esto de sentirme aludida al leer una carta de procedencia episcopal y me he acordado de lo que le escuché un día a aquel cura obrero y estupendo amigo,  Carlos Jiménez de Parga, cuando llegó Iniesta a Madrid: “Estoy totalmente descolocado porque ha llegado un obispo creyente. Yo antes ya sabía cómo situarme ante los obispos, pero llega este tipo y me obliga a cambiar de postura…” Como yo soy más remilgada que Carlos, añado matices: no dudo de la fe de la conferencia episcopal en su conjunto, solo que la manera de expresarla de algunos me engancha y la de otros no.

Leo la carta de José Cobo con mirada estadística y este es el reparto de palabras: común, comunión,  comunidad y comunitario 20 veces; vida,  vivir 18; nuevo 15; evangelio 15; comienzo 14; invitación, propuesta 11; escucha 11; orar 9; pobres, heridos, perdidos  8;  camino, caminar 7; inicio 7; acoger 7; diverso,distinto 7;  servir y servicio 6; proclamar 6;   abrir 6; esperar,  esperanza 5; misión 5;  cambio,cambiar 5; realidad  4.

¿A que les entran ganas de leerla? Porque además solo tiene 11 páginas, que para lo que estamos acostumbrados, se leen en un suspiro. Además encuentras expresiones que te dejan sin respiración: “cada pesebre y cada  cruz es nuestra matriz”; “los pobres son criterio seguro de discernimiento”; “necesitamos «notarios» de la presencia de Cristo Resucitado entre nosotros” (….) “centinelas de los brotes de vida nueva de Dios”.

 A lo mejor estas cosas ya me lo habían dicho otros, pero agradezco este tono de naturalidad y frescura:  me anima mucho saber que puedo  descansar en la paciencia de Dios  y que, si entrelazo mi voz, puede  sonar a Cristo. 

Última cosa: como he aprendido hace poco a pasar de PDF a Word, lo hice para practicar  y en la nueva versión aparecía una palabra rara: pacienciaación.  Eso me hizo pensar: se ve que este obispo (arzo, perdón…) se va a poner a inventar nuevas palabras como hace Francisco  con sus misericordiar,  balconear, primerear  o cariñoterapia.  Me gustó la idea y estaba dispuesta a incorporar los  “josecobismos” que fueran apareciendo. Luego me han avisado los editores de ALANDAR que era un errata pero, sea como sea, sigo encantada de recibir cartas como ésta que me ha hecho sentir, como diocesana de Madrid de 85 años, que de verdad estamos ante un nuevo comienzo.

ALANDAR  Octubre 2023

Volver arriba