El ojo de la aguja

Llegó la Covid 19: pie a tierra, necesidad de reflexión, tiempo de “echar cuentas”, ocasión de soltar lastre

Ya que estamos con la Epifanía reciente y nos es familiar la imagen de los camellos (eso sí, en caravana estática este año…), no viene mal recordar aquello que decía Jesús de que era más difícil que un camello pasara por el ojo de una aguja que la entrada de un rico en el reino de los cielos (Mt 19,24). La imagen no se la había inventado él y se remonta en el tiempo a la antigua ciudad de Jerusalén que cerraba sus puertas al anochecer, dejando solo una pequeña puerta lo suficientemente grande para dejar entrar solo a una persona. Le llamaban “el ojo de la aguja” y las caravanas que llegaban a la ciudad después de esa hora, para poder entrar con sus camellos, tenían que descargarlos de todo lo que llevaban encima y hacerlos arrodillarse para gatear y cruzar al otro lado de la puerta.

Así íbamos caminando nosotros en caravana antes de Marzo, cargados de mil pesos inútiles pero convencidos de que nos eran esenciales e imprescindibles. De pronto  nos topamos con la puerta estrecha del Covid 19: pie a tierra, necesidad de reflexión, tiempo de “echar cuentas”, ocasión de soltar lastre. 

Quizá estamos ahora mejor preparados para hacernos preguntas sobre cosas, costumbres o relaciones que han cambiado su valor para nosotros. Sobre  lo que ahora nos parece  necesario y lo que ya consideramos superfluo. Sobre los cambios en nuestros hábitos de consumo que nos sentimos  llamados a hacer.  Sobre verbos que ahora nos resuenan de otra manera: soltar, dejar, desasirse, desprenderse, desatarse, dar, abandonar, entregar… Y otros que tienen fatal calificación en el Evangelio: retener, guardar, aferrarse, reservar, sujetar…

Si miramos más allá de nosotros mismos, se nos va ensanchando la mirada para abarcar a tantos hombres y mujeres que en estos momentos están siendo despojados y desposeídos de sus bienes, sus derechos o  su dignidad. No están muy lejos, sus caravanas acampan en las colas para recoger bolsas de comida o a la intemperie con los inmigrantes acampados de mala manera en las afueras de Las Palmas.

La vida nos ha situado, inesperadamente, frente a un “ojo de aguja” y quienes están aprovechando la coyuntura para  aligerar su vida y encontrar otros espacios vitales, cuentan maravillas de la libertad que sienten. Quizá estemos necesitando ese empujoncito para  ordenar  a nuestro camello que se arrodille…

21 RS Enero 2021

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