Jornada Mundial del Enfermo

Jornada Mundial del Enfermo
Jornada Mundial del Enfermo

Esta semana he querido compartir con vosotros dos acontecimientos que me parecían importantes: Uno ha sido el día de la trata, algo tan denigrante e inhumano en pleno siglo XXI y otro, el día del enfermo que celebramos hoy. Ambos con un denominador común: el dolor del alma y físico…

Esta 29ª jornada es más especial aun si cabe. La mayoría de nosotros hemos vivido sino en carne propia, sí muy de cerca la enfermedad y esto nos ha cambiado, nos ha roto los esquemas, ha entrado a nuestras vidas sin permiso y se ha adueñado de ella.

La enfermedad creo que es una de las experiencias mas duras por la que todos, o casi todos, tarde o temprano experimentamos. Quizá esto nos obligue a bajarnos del pedestal y tocar tierra, pero ¿Cómo situarnos? Para empezar, la enfermedad siempre tiene un rostro, no son o somos solo números en las estadísticas. Ésta hace que nos encontremos con nosotros mismos y que nos demos cuenta de nuestra vulnerabilidad y al mismo tiempo, de la necesidad del otro. De poder sentir una mano cercana, de saber estar, de hacerlo siempre con respeto y paciencia. Pienso que es importante saber escuchar, algo que no siempre es fácil, porque requiere ponerse en el lugar del que sufre y saber leer sus silencios, sus gestos o miradas e ir involucrándose poco a poco…

Siento que este año cobra mayor significado esta jornada por el momento tan duro y difícil en el que nos encontramos de impotencia y soledad. Esto nos lleva quizá a hacernos preguntas como: ¿qué sentido tiene, por qué a mí, por qué yo…? Cuando hay fe, estas preguntas se las dirigimos a Dios y aunque no siempre encontramos una respuesta inmediata, sí que nos sentimos sostenidos y eso nos ayuda a sobrellevarlo de una manera diferente.

Ante la enfermedad o el sufrimiento nuestro o ajeno, sea de la índole que sea, solo podemos seguir caminando, procurando que nadie lo haga en soledad ni se sienta excluido o abandonado, es una tarea común…

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