Orden de prioridades

Orden de prioridades
Orden de prioridades

Amig@s que compartís conmigo este minuto: esta semana pensaba un poco en quienes vivimos en las grandes ciudades, donde lo más normal ya no es ir corriendo, sino volando. Ante esta realidad intentaba reflexionar si somos capaces de descubrir los pequeños, pero a la vez grandes gestos y detalles que recibimos a lo largo del día, y si, por otra parte, somos capaces de agradecerlos o más bien nos pasan desapercibidos.

Las personas más sencillas, las más humildes son las que más lecciones de vida nos dan, lo que los libros no pueden enseñarnos: la vida, lo que no está escrito; porque hay acontecimientos, experiencias, sentimientos que sólo se pueden vivir. Acordaos de la viuda pobre del Evangelio (Lc, 21,1-4): comparte desde lo que ella tenía para vivir, quizá la única moneda para poder pasar el día; pero no lo piensa, lo comparte, lo da con total gratuidad… ¡Cuántos gestos de solidaridad, especialmente ahora en el momento en que estamos viviendo! Detalles diarios de gratuidad que no tienen precio, que no buscan honores ni prestigio. ¡Cuántas viudas anónimas que nos pasan desapercibidas!…

Diferentes maneras de sentir, de mirar al otro, de caminar por la vida hacen que estas personas sean diferentes, hacen que nuestra mirada se fije en ellas de una manera diferente. Esos pequeños gestos son los que hacen grande a la persona, hacen que sea especial. Personas que saben poner en una balanza las prioridades de su vida y eligen lo que otros quizá despreciamos, no valoramos o no sabemos hacerlo. ¡Gracias!, gracias a quienes sois ángeles de tantas personas, quienes sabéis mirar con los ojos del corazón, quienes sabéis priorizar la VIDA con mayúsculas…

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