Amig@s que compartís conmigo cada semana, seguimos caminando. Ya llevamos más de la mitad del camino recorrido y en este punto, no nos vendría mal hacer una parada para ver si hemos cogido la dirección correcta, o puede que aun estemos en el inicio pensando qué camino es el que tenemos que recorrer. ¿Sabemos a qué Dios esperamos? ¿Al que yo me hago a mi gusto, como cuando voy hacerme un traje a medida?, quizá este sea el que menos quebraderos de cabeza me dé y optemos por él… pero antes, hagamos un esfuerzo por escuchar qué es lo que nos intenta decir en estos días... Intentemos dejar a un lado el Cortylandia, las compras el black Friday que nos dejan caminar. No llamemos a la puerta de un dios que nos hemos creado a nuestra imagen y semejanza pensando que de esta forma, no tendremos ningún tipo de problemas. Sin embargo, estos días oímos con más insistencia: “Salid a mi encuentro, estoy ahí, ¿no me veis?”…pero parece que no, que nos cuesta verle y ¿Qué es lo más sencillo? El cansancio, el desánimo, así que mejor cojo mis auriculares y me evado de todo… Pero Él está, y está en lo sencillo, en lo pequeño, en lo que nos cuesta ver…
Amigos: ¡dejemos que hable el corazón, aprendamos a acoger su palabra! Lo contrario sería seguir con nuestra monotonía, cerrando el corazón y los ojos, incapaces de ver el camino y justificando lo injustificable…
Dejemos de ir por delante de Él haciendo el camino y pongámonos en aquel que Él nos señala a través de su Palabra… aún estamos a tiempo…