El eco de la vida

El eco de la vida
El eco de la vida

Seguro que ya muchos de vosotr@s estáis de vacaciones o con vistas a estarlo en breve y algunos puede que os decantéis por la naturaleza, y subiréis a una de esas maravillosas montañas donde se pueden divisar paisajes increíbles…

Me acuerdo cuando era niña, que en lo alto de una de esas montañas me encantaba gritar: ¡¡¡holaaaaaa!!!! Y me respondía: ¡¡¡ holaaaaaaa!. Mis padres me decían: Eso se llama “Eco” y así se me pasaban las horas y yo feliz de que eso que mis padres decían que era el “Eco”, me respondía… Pero con el paso del tiempo, me he dado cuenta y he asociado eso que a mí me decían que se llamaba “eco”, con la vida. Hoy ya no le llamo “eco” sino que le llamo “vida” ¿por qué? Porque se encarga de devolverte cualquier cosa que digas o hagas. Nuestra vida es un fiel reflejo de lo que somos. Aquello que sembramos hoy, es lo que recogeremos en un futuro, es como ese eco de la montaña.

Nunca es tarde para hacer la prueba. Grita en lo alto de una montaña y quizá el resultado nos llegue a sorprender para bien o para mal. A partir de ahí, quizá empecemos a comprender muchas de las actitudes que los demás tienen con nosotros y que antes nos había costado entender…

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