¿Por qué no tender un puente?

¿Por  qué no tender un puente?
¿Por qué no tender un puente?

Cuando oímos la palabra “puente”, lo primero que nos viene a la cabeza es unión; acercamiento entre dos cosas, dos orillas… Los puentes siempre acercan, siempre unen, pero parece que últimamente nos gustan más y optamos mas por las barreras, por las fronteras, las vallas, eso es lo que nos enseñan nuestros gobernantes cada día, discriminación, fanatismo etc… pero ¿Qué es lo que nos está pasando?, el ser humano no ha nacido para condenar, sino para dialogar, no para la guerra y el sufrimiento, sino para la paz… tender puentes… ¿se nos ha olvidado lo que significa?

Tenemos la capacidad suficiente para relacionarnos sin barreras, para cambiar mi “yo” por “nosotros”, aprendamos a escuchar, parémonos un poco, tendamos la mano, pasemos a la otra orilla. Eso siempre conlleva un riesgo, un cambio, una innovación, pero la vida siempre nos ha enseñado que cambiar es vivir.

Estoy segura de que no nos cuesta tanto compartir una sonrisa a quien lo necesita, pero no una sonrisa falsa y vacía, sino de las de verdad, de las que dejan huella.

Los políticos destruyen puentes, nos ponen barreras difíciles de atravesar, pero ahí estas tu, ahí estoy yo, ahí estamos nosotros para hacerles saber que ese no es el camino. No actuemos como ellos, no echemos balones fuera, que no se nos vaya la vida en bonitas palabras, porque la palabra si no va acompañada de un gesto, no sirve de nada.

Empecemos a tender puentes y hagámoslo desde unas manos abiertas, desde unos ojos, un corazón y unos oídos atentos al otro.

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