La vida siempre deja una estela

La vida siempre deja una estela
La vida siempre deja una estela

Seguro que en más de una ocasión habéis cogido ese álbum de fotos que todos guardamos como un tesoro, y nos hemos puesto a recordar aquellos años de nuestra infancia con añoranza o alegría. Después, nos miramos al espejo, ese que nunca nos miente y descubrimos esas huellas en nuestro rostro, esa arruga que ayer no teníamos recordándonos el paso de la vida…

Sin embargo, vivimos en una sociedad de “imagen” en la que sólo importa el exterior. Es como si nos tuviéramos que vender constantemente y enseñar al otro lo que quiere ver, y no lo que soy….

Si por un momento os paráis, seguro que recordaréis personas que han pasado por vuestra vida y que os han marcado de una manera especial. Aquellas que nos han dejado una huella, de las de verdad, de las que no se borran. Personalmente tengo que decir que he tenido la suerte de encontrarme con algunas que me han conformado en parte como persona, como lo que soy y siento. Sin embargo, nuestro jóvenes y no tan jóvenes, se empeñan en vivir en un mundo idílico…, tantos “me gustas”, mejor eres… según las redes sociales; pero hay que saber implicarse y complicarse la vida aun sabiendo que eso te va a marcar para bien o para mal, porque la implicación nunca deja indiferente, a veces hiere; pero lo que está claro es que, si no lo hacemos, no seremos capaces de vivir “de verdad”. Sabemos que las heridas se curan, pero también dejan cicatriz y eso es algo con lo que posiblemente convivamos gran parte de nuestra vida; pero también lo hacen esas pequeñas arrugas que cuando nos miramos al espejo nos recuerdan esas huellas… Aun así, creo que merece la pena ser capaces de vivir con lo que significa, sabiendo que tropezar también forma parte de la vida…

Volvamos a nuestro álbum y a partir de ahí, dejemos hablar al corazón…

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