Un santo para cada día: 19 de mayo S. Francisco de Coll ( Dominico carismático, fundador de las dominicas de la Anunciata)

San Francisco de Coll: fundador de las dominicas de la  Anunciata
San Francisco de Coll: fundador de las dominicas de la Anunciata

Cuando ya tenía las manos llenas de frutos sazonados, en el año 1869 le sobrevino una dolorosa enfermedad que le dejó ciego y perturbadas sus facultades mentales, para morir seis años después el 2 de abril de 1875 en Vic (Barcelona). En esta misma localidad en la casa madre de la Congregación que él fundara, reposan y son venerados sus restos

La Congregación de la Anunciata nace bajo el lema dominicano de  “Contemplata aliis tradere”, hacer partícipes a los demás de los frutos de la contemplación y como Sto. Domingo de Guzmán,  tratar de  ser testigos de Dios en medio del mundo. Se fundó para vivir en comunidad la alegría de Jesucristo compartiéndolo todo, sometiéndose voluntariamente al suave yugo de los votos de pobreza, castidad y obediencia.  Rezan juntas, viven una vida de estudio juntas y juntas tratan de hacer realidad el ideal evangélico y sobre todo, juntas tratan de llevar a feliz término su apostólica misión, que no es otra que expandir el mensaje de vida y esperanza a los sectores más necesitados de la sociedad, sobre todo entre la juventud femenina. La idea surgió del dominico padre Coll, que conocía bien los ambientes donde se movían las muchachas pobres en unos tiempos difíciles, de escasez y hambre, en que Cataluña estaba dominada por los franceses. Hacían falta obreros para esparcir la semilla por pueblos perdidos, barrios abandonados y para ello reclutó un grupo de jóvenes preparadas y en torno a él se fue creando la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Anunciación, conocidas popularmente como las religiosas de La Anunciata, donde se prepararían estas futuras misioneras.  La Congregación fue aprobada el 15 de agosto de 1856 y pronto se extendería por toda España   

El padre Coll fue un dominico que había nacido en el pueblecito de Gombrén (Gerona) el 18 de mayo del año 1812, siendo bautizado con el nombre de Francisco José. Fue el menor de once hermanos pertenecientes a una familia sencilla. Su padre Francisco se dedicaba a cardar lana y moriría pronto, por lo que su madre tuvo que hacerse cargo de la familia, tanto por lo que respecta a lo material como a lo espiritual. Desde su infancia dio muestras de ser una persona de carácter inquieto y activo. Como a todos los niños le gustaba jugar imitando lo que hacían los mayores y lo mismo que a unos les gusta imitar a los bomberos a él le gustaba hacer de predicador, que por lo que parece no se le daba mal y ya atraía el interés de quienes le escuchaban, cosa que no es fácil de conseguir.

Muy pronto inicia sus estudios en el Seminario de Vic ganándose el pan, ejerciendo como una especie de instructor en una casa de campesinos. Cumplidos los 18 años y siguiendo su vocación, ingresa en el convento dominico de Gerona, donde profesa en 1831, pero tardaría en ser ordenado sacerdote, porque se produjo una exclaustración de las órdenes religiosas, aun así y sorteando todos los obstáculos, logra que se le administre el presbiterado en Solsona el 28 de mayo de 1836, con la autorización de sus superiores. A partir de este momento Francisco se convertiría durante más de treinta años en un apóstol de la palabra, dando muestras sobradas de que era hijo espiritual de Domingo de Guzmán y miembro eminente de la Orden de Predicadores. Sus sermones se oirán en toda Cataluña, con gran afluencia de público y palpable éxito, hasta el punto de que Antonio María Claret decía: “Cuando ha predicado el P. Coll en una población, ya no nos queda nada que espigar a los demás” Tantaera la mies esparcida que Coll no podía dar abasto, por cuya razón le gustaba trabajar en equipo con otros misioneros, por eso también pasó por su mente la idea de fundar la congregación de la que hablábamos al principio. Animada por el espíritu que él supo trasmitir, es por lo que hoy su Congregación con más de mil miembros, se extiende por Europa, América, África y Asia.

San Francisco de Coll: fundador de las dominicas de la  Anunciata
San Francisco de Coll: fundador de las dominicas de la Anunciata

Cuando ya tenía las manos llenas de frutos sazonados, en el año 1869 le sobrevino una dolorosa enfermedad que le dejó ciego y perturbadas sus facultades mentales, para morir seis años después el 2 de abril de 1875 en Vic (Barcelona). En esta misma localidad en la casa madre de la Congregación que él fundara, reposan y son venerados sus restos.   

Reflexión desde el contexto actual: 

El motivo que lleva al P. Francisco Coll a fundar la Anunciata, es la ignorancia de la doctrina cristiana en grades sectores de la población, sobre todo los más desfavorecidos, pero en los presentes tiempos de la super- civilización, donde lo que sobra es información, pareciera que no hace falta ya este tipo de apostolado y si esto es así cabría preguntarse: ¿Sigue teniendo sentido una congregación misionera dedicada a la instrucción? La respuesta es un Sí con mayúscula, porque estamos viviendo la paradoja de que, en medio de la sociedad más instruida de todos los tiempos, nunca hubo tanto analfabetismo religioso. Ahora las religiosas de la Anunciata se dedican fundamentalmente a la enseñanza.

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