¡Necesitamos tu ayuda, consuelo y fortaleza! Mensaje de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba con motivo del año de la oración

Mensaje de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba
Mensaje de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba Tomado de Internet

Ayúdanos a sentir el consuelo y la fortaleza en estos tiempos tan difíciles.Te presentamos a las madres que luchan por alimentar a sus hijos

A tantos que no se cansan de buscar medicinas para sus enfermos

A los familiares de los presos que sueñan con verlos regresar

A los fieles de la Iglesia Católica en Cuba:

Como parte de este año dedicado a la Oración, los Obispos Católicos de Cuba se dirigen nuevamente a Jesús, el Buen Pastor, para darle gracias y pedirle bendiga a nuestro pueblo. Lo hacen, a partir del IV Domingo de Pascua, 21 de abril, con la plegaria que se adjunta, la cual se rezará al final de nuestras celebraciones litúrgicas.

Se anima, igualmente, a rezar en otros momentos, tanto personal como en comunidad: en la adoración eucarística, en los grupos de oración y, también, colocarla en los reclinatorios delante del Sagrario, en las capillas de las comunidades religiosas y en las casas de retiro. A su vez, que los visitadores de enfermos la compartan con los hermanos que acompañan y sirven.

Que la Virgen de la Caridad, madre y discípula orante de Cristo, nos sostenga en el empeño de ser, como Ella, hombres y mujeres que se dejan transformar por Dios en la oración.

Secretariado General de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.

ORACIÓN POR NUESTRO PUEBLO

Oh, Dios, para quien nada hay imposible, hoy venimos ante Ti.

Sabes que nuestra querida Patria transita por tiempos muy difíciles y que el cubano sufre, llora y carece de lo esencial.

¡Necesitamos tu ayuda, consuelo y fortaleza!

Solos no podemos encontrar caminos de armonía y convivencia fraterna.

Necesitamos de tu Espíritu Santo para que nos asista en esos empeños y para buscar soluciones sabias y verdaderas a los graves y urgentes problemas que nos afligen como pueblo, de modo que cambien nuestras condiciones de vida y podamos ser felices en esta tierra nuestra.

Escucha, oh Padre santo, los ruegos de la Santísima Virgen de la Caridad, Madre de Jesucristo y de todos los cubanos, por estos sus hijos.

Atiende también los ruegos de este pueblo que te suplica poniendo en Ti toda su esperanza.

Amén.

ORACIÓN DE SÚPLICA

Señor Jesús, hoy venimos ante Ti, para agradecerte por estar siempre presente en medio de nosotros.

Gracias, porque te encontramos en el amor de los esposos fieles; de los padres y madres que están con sus hijos y los educan en la fe, la verdad y en la caridad; de los hijos que atienden con cariño a los ancianos de la casa; de quienes desde otras tierras ayudan a familiares y amigos; de los vecinos que se acompañan en penas y alegrías; de tantos que sirven desinteresadamente a sus prójimos.

Ayúdanos a sentir el consuelo y la fortaleza en estos tiempos tan difíciles.Te presentamos a las madres que luchan por alimentar a sus hijos; a tantos que no se cansan de buscar medicinas para sus enfermos; a los familiares de los presos que sueñan con verlos regresar, algún día, sanos al hogar; a los trabajadores que intentan brindar a sus seres queridos una casa digna; a los que lloran la emigración de esposos, hijos, nietos, amigos; a los que sufren la violencia y el robo; a los que soportan tantas carencias materiales y espirituales.

Aumenta nuestra fe, para tomar conciencia de que para Ti nada es imposible.

Envía tu Espíritu Santo para que todos los cubanos, con las potencialidades que nuestro pueblo tiene, aprendamos a vivir en armonía, en un solo corazón y una sola alma, con diferentes maneras de pensar, y, juntos, encontrar soluciones que nos conduzcan a nacer en paz, a trabajar en paz, a comer en paz, a morir en paz.

Santísima Virgen de la Caridad, Madre de nuestro Señor Jesús, presenta a tu Hijo nuestras oraciones, y dinos como en Caná: “Hagan lo que Él les diga”.

Madre de todos los cubanos, repítenos nuevamente: “No tengan miedo, ¿acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?”

¡Jesús, Buen Pastor, escúchanos!

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