Día de la Virgen de la Caridad… "y seguirá quedando el deseo profundo de una Cuba libre, esperanzada y esperanzadora" Cuando todo acabe, ¿qué quedará?

Fiesta de la Virgen de la Caridad
Fiesta de la Virgen de la Caridad

"Hoy he amanecido con esta pregunta. Sí, el 8 de septiembre, día de la Virgen de la Caridad, fue un día especial, al menos para muchos"

"Sigo sin conformarme con migajas. Perdón por este reclamo. Seguimos pidiendo permisos para ejercer derechos. No, no es lo justo… No veo nada más que la misma miseria, la misma represión, la misma tristeza"

"Mañana cuando hayan pasado las procesiones, seguiremos asistiendo a otras procesiones de largas horas de colas, y posiblemente perdidas por no alcanzar lo esperado"

"Quedará la oración con la que hemos rezado cada día de la novena: Da sabiduría a los gobernantes y VALENTÍA a la Iglesia para que no deje de proclamar lo que le es propio. El deseo profundo de una Cuba libre, esperanzada y esperanzadora"

Hoy he amanecido con esta pregunta. Sí, el 8 de septiembre, día de la Virgen de la Caridad, fue un día especial, al menos para muchos.

Hoy tendremos procesiones, programas radiales, misas en muchos lugares... y volveremos como cada día de la novena a invocar a nuestra Madre, y le dejaremos en su corazón lo que habita en el nuestro, que  no nos atrevemos a decir, quizás porque Ella ya sabe, y de esto tengo certeza.

Quiero alegrarme con las celebraciones, y ojalá sean muchas y profundas, sin más búsqueda que el bien para todos. Sin embargo, no es completa mi alegría, de la que puedo esperar desde esta humanidad; será completa cuando ya mi ser esté con ÉL en su Reino, aspiración confiada de todo creyente. 

Repito, después de este día, ¿qué quedará?

Sigo sin conformarme con migajas. Perdón por este reclamo. Seguimos pidiendo permisos para ejercer derechos. No, no es lo justo, no es lo que deberíamos hacer. Y muchos me dirán es lo que podemos, ya me parece escuchar las mismas expresiones de años y años, y tristemente compruebo el mismo resultado. De ahí brota con tanta fuerza interior mi pregunta: Cuando todo acabe, hoy, día de nuestra Madre, ¿qué quedará? No veo nada más que la misma miseria, la misma represión, la misma tristeza en los rostros de tantos, llantos como el de la familia de la pequeña que murió en Guantánamo por un desastre de escuela, o el de los familiares de los que están muriendo por falta de medicamentos, especialmente por dengue... y tantos más.

Quiero celebrar a la Virgen con toda mi alma y ansío con fuerzas que sea grande su fiesta, pero es más fuerte el susurro de su voz que escucho en mi corazón: HAGAN LO QUE ÉL LES DIGA. Y Él nos habló de libertad, de justicia, de un mundo mejor para los pobres. Nos enseñó a dar la vida, amor entregado hasta el extremo; no se dejó comprar por los poderosos, les reclamó lo que es DERECHO. ¿Y nosotros nos conformamos con migajas?

No quiero en lo más honesto de mí dañar a nadie, quizás sea yo la que esté equivocada, pero mañana cuando hayan pasado las procesiones, seguiremos asistiendo a otras procesiones de largas horas de colas, y posiblemente perdidas por no alcanzar lo esperado. Mañana no compraremos velas, y si lo hacemos será para remediar tristemente la oscuridad que sigue invadiendo a tantos. Mañana no escucharemos los mensajes positivos y alentadores en los permitidos programas radiales, escucharemos los logros invisibles por décadas y que solo los escuchamos, incluso los esperamos como modo de confirmar lo mal que seguimos estando.

¿Qué quedará cuando pase tu día, Madre nuestra?

Quedará permanente tu amor por esta Isla. Quedará la certeza de la presencia fiel de tu amado hijo hacia este pueblo. Quedará la oración con la que hemos rezado cada día de la novena: Da sabiduría a los gobernantes y VALENTÍA a la Iglesia para que no deje de proclamar lo que le es propio. Y seguirá quedando el deseo profundo de una Cuba libre, esperanzada y esperanzadora, y seguiremos creyendo que será posible y, ¿por qué no?, que tú nos adelantes el abrazo esperado de un pueblo que se sabe hermano y que quiere sentirse cobijado bajo tu manto. Es mi súplica Madre, es mi confianza, y no deja de ser mi canto.

Fieles cubanos

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