Manifestación de Dios sin muros y con horizonte.

EPIFANÍA DEL SEÑOR. Mateo 2, 1-12.

En un Curso Latinoamericano, para poner en práctica el Vaticano II, se nos insistió mucho que la Evangelización siempre tiene un Anuncio, una Denuncia y una Convocación.
En esta fiesta de la Epifanía trataré de poner en práctica esas advertencias.

ANUNCIO:

Epifanía: La Manifestación de Dios. Dios se manifiesta con un Amor Infinito. Ama a los hombres sin exclusión. Dios está al alcance de todos. Tiene un rostro de Bondad y Amor Universal. A Dios nadie puede controlarlo ni administrarlo. Tampoco encasillarlo ni guardarlo como quien atesora, para sí, en una caja de fondos.
El Amor de Dios ha explosionado. Y alcanza en su infinitud para todos. No ha permanecido indiferente ante la humanidad caída. Se ha abajado. Se ha inclinado con amor para curar las heridas de todos. Su Amor Y Salvación es Universal. ¡Bendito sea Dios!

Dios se manifiesta, en su amor y misericordia, encarnado en la persona de Jesús, no sólo al pueblo escogido. Dios es Buena Noticia también para la gente representada en los Magos. Esto quiere decir que el anuncio del Nacimiento de Jesús es para todos. No hay exclusión en el cumplimiento de las promesas de salvación de Dios. Con el Nacimiento de Emmanuel: Dios-con-nosotros, se llama a todos a recibir la salvación y liberación integral, que Jesús trae, como enviado del Padre. Los Magos eran de Oriente. Por tanto la salvación no es exclusiva de los hijos de Abraham:

"En vez de pensar: Nosotros somos hijos de Abraham. Porque yo les aseguro que de estas piedras Dios puede sacar hijos de Abraham… ".

Hoy día diríamos: el Amor y la Misericordia de Dios, Encarnada en Jesús, no es un privilegio sólo de los cristianos y católicos; no tiene límites ni fronteras. Dios ama a todos los hombres y mujeres de este mundo. Y siguiendo al gran Papa Paulo VI diremos, reiterando: La Buena Noticia: El Anuncio de la Salvación es para "todo el hombre y para todos los hombres". Es un Evangelio Universal: Jesús es Universal. Tan Universal, que "nada de la experiencia humana es ajena a la Evangelización".(Paulo VI).
La Evangelización es Universal. Entonces, es Católica.
Los católicos, según el Señor, somos universales, abiertos a todos, sin muros, con apertura y con mucho horizonte. El católico debe pensar y actuar como tal. Su gozo apostólico, su compromiso evangelizador y misionero, lo hace comprender que la salvación de Cristo es para todos. ¡Qué alegría! Mi compromiso me conduce al camino de abrazo y hermandad con todos. Esto es para hombres y mujeres de corazones grandes y abiertos. Qué importante somos para Jesús, si nada más y nada menos, somos sus instrumentos, para poner su salvación y liberación al alcance de todos, sin exclusión alguna. Somos apóstoles de un Dios infinito y universal en su amor. El amor de Dios no tiene fronteras. Tampoco, el amor de Dios, derramado en nuestros corazones:

"Vayan y prediquen hasta los confines de la tierra".

Así lo dice el Señor en su Evangelio. Y nosotros tenemos la dicha de cumplirlo. Tenemos que ser "manifestación" universal, sin exclusión, del Amor Encarnado de Dios a la humanidad.

DENUNCIA:

El católico debe revisarse y convertirse a la universalidad de la misión de salvación cristiana. Los católicos no tenemos la exclusividad de Dios y su Amor Salvador. Hace tiempo que caducó el dicho católico: "Fuera de la Iglesia no hay salvación". Si Dios vive en nosotros… si Dios, hoy, nace en nosotros, se hace necesario y urgente que todos los católicos entendamos, que es para entregarlo y compartirlo, como Pan de Vida, con todos, sin excluir a nadie. "Caritas Christi urget nos". Tenemos que hacer de Jesús Buena Nueva y Noticia de bienaventuranza para todo y para todos. El católico mismo debe ser manifestación de Dios para todos y para toda experiencia humana.
Pero, lamentablemente, tenemos que denunciar muchas pifias de los católicos al respecto.
Hay cierto sectarismo. Hay una tendencia a hacer Iglesia centrada en sí misma. Han surgido, ciertos movimientos de espiritualidad, que se guardan; que encasillan y se apoderan de Jesús:

" Maestro, ¡qué bueno es estarnos aquí!. Levantemos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías"..

Se esconden. Quieren disfrutar solos del "tesoro de nuestra fe". Son los mismos que no han entendido el mandato de ser sal, fermento y luz del mundo. No son misioneros. No Evangelizan. No se encarnan ni se comprometen con la realidad y la historia de la humanidad. Son como el "sacerdote y levita" de la parábola del buen samaritano. No se meten en ningún conflicto. Le temen al compromiso político y a la política misma. "No son capaces de romper un huevo". No sólo se contentan para sí, sino que tratan de poner obstáculos a la Misión y Evangelización hacia fuera de la Iglesia. La quieren neutra e híbrida. Son los involucionistas,y restauradores de una Iglesia del Vaticano II, que "según los signos de los tiempos" nos mandó al mundo secular, a Evangelizarlo todo y que nos dijo:

'Abran las ventanas y puertas de la Iglesia porque está un tanto encerrada y con aire enrarecido. Salgan, hay que tomar el aire del mundo y asumirlo, pues allí, también se está haciendo la Pascua de Cristo. Cristo muere y resucita allí también. Hay en el mundo signos de muerte, pero, surgen también signos de vida.

"Vayan a Evangelizar al mundo, pero vayan no sólo como maestros, sino también como discípulos y déjense, también, Evangelizar por el mundo"
.

Todo esto contradice a católicos de Iglesia, tal vez, inconscientes, egoístas e individualistas objetivamente. Esos católicos y esos movimientos de espiritualidad, que han llevado a la Iglesia a no dar prioridad pastoral a la comunidades cristianas (iglesia doméstica), insertas, encarnadas y comprometidas en la sociedad y en el mundo, para transformarlo en Reino; construyendo el Reino desde ya, aquí y ahora… esos católicos y esos movimientos no salvan a nadie. Son los que no quieren comunidades cristianas misioneras insertas o encarnadas en el mundo, porque temen 'que se pueda infiltrar dentro de la Iglesia peligrosamente el secularismo del mundo'.

Pero hay más. Hay católicos que cierran su corazón al que no piensa como nosotros; que tiene el prurito de hacer exclusiones y actuar haciendo discriminación y acepción de personas. Cuántas veces escuchamos los comentarios (más bien "pelambres"): "éste está en pecado, éste vive separado de su mujer, con otra, es un adúltero; otros: éstos son divorciados"; " ella está embarazada sin casarse","éste es comunista"; "éste es masón", "ateo o agnóstico".
Son los católicos que no han entendido nunca: el pecado se rechaza, pero, al que creemos pecador o equivocado, tenemos que abrirle los brazos, con un corazón abierto, para amarlo y salvarlo.Estamos en tiempo de salvación y no de condenación. A veces, no se ha entendido a Cristo y su Evangelio. Y al no entenderlo no se actúa bien. Creo que esto pasa a muchos hombres y mujeres de Iglesia (red laical), que no viven este amor de Epifanía, en tiempos de crisis actual de Iglesia, con abusos o delitos sexuales de algunos de sus miembros. El abuso y el delito sexual lo rechazamos y no queremos ningún encubrimiento al respecto por ser un grave pecado contra el hermano e hijo de Dios y de esta sociedad, queremos que se haga una integral justicia. La condena está en manos de los Tribunales que deben hacer justicia y una reparación debida. A esos laicos les corresponde ser "manifestación" de Dios con su compromiso de salvación y no de condenación, de recuperación de la credibilidad de la Iglesia. Y no de condenar, "metiendo a todos en el mismo saco" y generalizando con respecto a la Iglesia y, a veces, con manifestaciones que no son de Dios, insultantes y de falta de respeto, sin amor evangélico del Verbo Encarnado.
Los católicos decimos seguir a Jesús y ser sus discípulos, más aún nos llamamos hijos de Dios, pero no se ha entendido o no se quiere entender que Cristo se manifestó desde el comienzo, rompiendo barreras, derribando muros y esquemas mentales rigoristas, sin espíritu, apegados a la letra de la ley. Sí. Cristo se manifestó a los Magos del Oriente, que no eran hijos de Abraham. Más adelante, no se arrancó de la mujer adúltera ni la apedreó: la perdonó y la salvó, más aún, amó hasta el extremo de dar su vida por la salvación nuestra: de nuestros pecados. Nos dijo: "Hagan esto en memoria mía". Ámense unos a otros como yo los amé".

"He venido por los pecadores… tengo que buscar a las ovejas que no son de este aprisco… he venido para que todos tengan vida, y vida en abundancia… la voluntad del Padre es que no se pierda ninguno…"

La Buena Nueva de Jesús no se ha entendido en profundidad. Es para todos, también para "los hombres de buena voluntad" como llama el Vaticano II a los no creyentes. La Iglesia Conciliar propicia el diálogo con los no creyentes, siendo fiel a su Maestro. El diálogo entre creyentes y no creyentes es un desafío pastoral de la hora presente. Es un desafío para el Pueblo de Dios. Es un acicate y un celo pastoral, el mismo Ecumenismo, también propuesto por el Concilio. Hoy se habla de "hermanos separados".

CONVOCACIÒN:

Ya esta hecha en las palabras anteriores. Pero quiero recalcarla:

PUEBLO DE DIOS: Sed universal. Eso significa ser católico. Sed Evangelizadores hasta los confines de la tierra. Sed misioneros. Anímense con la pastoral de las fronteras. Sed ecuménicos y plurales. Amen, sin muros y con mucho horizonte. Sean "epifanía", manifestación del Amor y la Misericordia de Dios para todo y para todos: sean salvación de "todo el hombre y de todos los hombres".
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
Volver arriba