La Santa Sede muestra preocupación ante la ONU por la seguridad en las intervenciones de los cascos azules Caccia: "Mantener la paz debe contar con los recursos necesarios para garantizar las misiones"
Gabriele Caccia, representante de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, interviene sobre las operaciones de mantenimiento de la paz para reiterar que están al servicio de la "protección de los civiles"
Preocupación por el creciente número de ataques contra los cascos azules de la ONU: "Cada vida perdida es un cruel recordatorio de los riesgos que corren quienes prestan servicio sobre el terreno y de la obligación común de garantizar su seguridad"
La preocupación de la Santa Sede
El creciente número de ataques contra los cascos azules de la ONU «es motivo de gran preocupación» y «cada vida perdida es un cruel recordatorio de los riesgos que corren quienes prestan servicio sobre el terreno y de la obligación compartida de garantizar su seguridad». De ahí el homenaje de la Santa Sede a todos los operadores de paz, «en particular a aquellos que han perdido la vida al servicio de la misma».
La responsabilidad de mantener la paz
Las operaciones de mantenimiento de la paz, subraya el arzobispo, «siguen encarnando el compromiso de la comunidad internacional de proteger a los más vulnerables y apoyar a las comunidades que salen de un conflicto». Estas acciones sirven para recordar que «la búsqueda de la paz es una responsabilidad compartida» y que «su impacto positivo en la estabilización de contextos frágiles, en la protección de los civiles y en la facilitación de las transiciones políticas es innegable y merece un apoyo renovado».
Los riesgos para la vida de los cascos azules y los civiles
A lo largo del tiempo, las acciones relacionadas con el mantenimiento de la paz se han caracterizado por éxitos y fracasos. A pesar de los avances logrados, «las misiones actuales operan en circunstancias de complejidad sin precedentes», precisa Caccia, para quien «la difusión de información errónea y desinformación, las amenazas regionales y transnacionales y la presencia cada vez más extendida de actores armados no estatales están transformando los entornos en los que operan los cascos azules», cuya vida, al igual que la de los civiles, también se ve amenazada por «el uso creciente de tecnologías emergentes», también en este caso «por parte de actores no estatales».
El llamamiento del Papa
En conclusión, el arzobispo recuerda el llamamiento de León XIV a la diplomacia para «silenciar las armas» y a las naciones para trazar «su futuro con obras de paz, no con violencia y conflictos sangrientos», un poderoso llamamiento que, según la esperanza de Caccia, pueda inspirar a la humanidad a reforzar su «compromiso con la diplomacia y la cooperación multilateral, y a proteger toda vida humana, para que la paz pueda echar raíces y perdurar».