"Unidad y comunión", claves para ser discípulos de Jesús El Papa invita a "huir de actitudes autorreferenciales y no ceder a la mediocridad”

Francisco, en la audiencia de hoy
Francisco, en la audiencia de hoy

Francisco aboga por "no temer a la diversidad" para ser "testigos luminosos del Dios vivo"

"La primera comunidad estaba formada por ciento veinte hermanos y hermanas, un número que contiene el doce, emblemático para Israel, por las doce tribus, y también para la Iglesia, por los doce Apóstoles elegidos por Jesús"

Francisco, el Papa de la ternura, sigue 'acurrucando' en torno suyo a todos los que necesitan un abrazo, piden un saludo, están enfermos o desconsolados. Como hicieron los discípulos con María tras la muerte de Jesús y como, cada miércoles, hace Bergoglio deteniéndose delante de los miles de peregrinos que se acercan a la audiencia de los miércoles.

Tras las catequesis sobre el PadreNuestro, este miércoles arrancó un “viaje” por los Hechos de los Apóstoles. “Todo comienza a partir de la resurrección de Cristo”, subrayó Francisco, que recordó cómo, pese al miedo y la traición de Judas, “los discípulos permanecen unidos, y perseverando en la oración”.

“ 'Acurrucan' a María, la Madre, y se preparan para recibir el poder de Dios no de manera pasiva, sino consolidando la comunión entre ellos”, rememoró el Papa. Una primera comunidad que estaba “formada por 120 hermanos y hermanas”. De entre ellos surgió el sucesor de Judas, que “ya no está ahí, ha arruinado su vida por el remordimiento. Ya no son doce, sino once”.

Francisco besa a un niño durante la Audiencia
Francisco besa a un niño durante la Audiencia

Judas, "el líder de los que arrestaron a Jesús"

Antes de suicidarse, Judas “ya había comenzado a separarse de la comunión con el Señor y con los demás, a hacer solo, a aislarse, a aferrarse al dinero hasta el punto de explotar a los pobres, a perder de vista el horizonte de la gratuidad y la entrega. para permitir que el virus del orgullo infectara su mente y su corazón”, convirtiéndose, dijo el Papa, en “el líder de los que arrestaron a Jesús”.

Judas, que “había recibido la gracia de ser parte del grupo de íntimos de Jesús”, dejó de pertenecer al grupo “y se colocó fuera de la comunión con él y los demás”. “Vendió al Maestro”. Frente al ejemplo de Judas, que “siguió el ejemplo de los malvados cuyo camino es la oscuridad y la ruina”, los Once “se hacen responsables” de llevar el mensaje de Jesús.

Entre Barsabás y Matías

Los discípulos han de elegir al sucesor de Judas, recordó Francisco. ¿Cómo hacerlo? “El nuevo miembro debe haber sido un discípulo de Jesús desde el principio, desde el bautismo en el Jordán hasta el final”, aclaró. “El grupo de los Doce necesita ser reconstituido, y lo hace a través del discernimiento comunitario”, que consiste en “ver la realidad con los ojos de Dios, en la perspectiva de la unidad y la comunión”.

Francisco, con un bebé
Francisco, con un bebé

Hay dos candidatos: José de Barsabás, y Matías. El elegido es Matías:

“Es un signo de que la comunión gana sobre las divisiones, el aislamiento, la mentalidad que absolutiza el espacio privado, un signo de que la comunión es el primer testigo que ofrecen los Apóstoles”.

“Los Doce manifiestan el estilo del Señor en los Hechos de los Apóstoles. Son los testigos acreditados de la obra de salvación de Cristo”, que no son perfectos, pero que viven “a través de la unidad”. “Debemos redescubrir la belleza de dar testimonio del Resucitado, huir de actitudes autorreferenciales, renunciar a retener para sí los dones de Dios y no ceder a la mediocridad”, estas son las claves para la reunificación del Colegio Apostólico, que muestra “cómo en el ADN de la comunidad cristiana hay unidad y libertad”, que “nos permite no temer la diversidad, no unirnos a cosas y dones y convertirnos en mártires, testigos luminosos del Dios vivo, y operando en la historia”, concluyó.

Miles de fieles siguen a Francisco en la audiencia
Miles de fieles siguen a Francisco en la audiencia

Resumen de la catequesis en castellano:

Queridos hermanos y hermanas:

Hemos comenzado un nuevo ciclo de catequesis que seguirá el «viaje» del Evangelio que narra el libro de los Hechos de los Apóstoles. Todo tiene origen en la Resurrección de Cristo, que es la fuente de vida nueva. Por eso los discípulos permanecen unidos y perseverantes en la oración, junto a María, la Madre de Jesús y de la nueva comunidad, en espera de recibir el Espíritu Santo.

Esa primera comunidad estaba formada por ciento veinte hermanos y hermanas, un número que contiene el doce, emblemático para Israel, por las doce tribus, y también para la Iglesia, por los doce Apóstoles elegidos por Jesús, que después de los acontecimientos dolorosos de la pasión, con la traición de Judas, se redujeron a once. Judas, que había recibido la gracia de formar parte del grupo inseparable de Jesús, perdió de vista el horizonte de la gratuidad del don recibido y dejó entrar en su corazón el virus del orgullo; y de amigo se volvió enemigo de Jesús, traicionándolo. Prefirió la muerte a la vida, un camino de oscuridad y ruina. Los otros once, en cambio, escogieron la vida y la bendición, convirtiéndose en responsables de trasmitirlas de generación en generación, del Pueblo de Israel a la Iglesia.

El evangelista Lucas nos dice cómo el abandono de Judas causó una herida al cuerpo comunitario. Era necesario que su misión pasara a otro. Pedro indicó el requisito indispensable: haber sido discípulo de Jesús desde el principio hasta el fin, desde el bautismo en el Jordán hasta la Ascensión. De los dos candidatos propuestos, el escogido fue Matías, que es asociado a los once, reconstituyendo el colegio apostólico, signo de que la comunión es el primer testimonio de una comunidad viva y que sigue el estilo del Señor.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica. Pidamos al Señor el don de vivir bajo la señoría de Cristo, en unidad y libertad, como testigos de su Resurrección, para manifestar al mundo el amor y la misericordia de Dios que está presente y actúa en la historia de la humanidad. Que Dios los bendiga.

Francisco, en el papamóvil, en mitad de la plaza de San Pedro
Francisco, en el papamóvil, en mitad de la plaza de San Pedro

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