75 años de la ONU y arranque de su Asamblea General virtual Parolin: "La carga que llevan algunos concierne necesariamente a toda la familia de naciones"

Parolin, en Naciones Unidas. Imagen de archivo
Parolin, en Naciones Unidas. Imagen de archivo

Desde que en 1964 la Santa Sede fue reconocida como Estado observador en la ONU, los Papas -recuerda el cardenal citando a Pablo VI, Juan Pablo II y el Papa Francisco- siempre han instado a esta "noble institución" a ser un "centro moral" donde cada país pudiera "sentirse en casa"

El representante del Vaticano se dirige a los diplomáticos que se sientan en la Asamblea, no sólo para revitalizar, en un mundo cambiante, el espíritu original de la Institución, sino sobre todo para renovar el compromiso sincero con la búsqueda del bien común

"La difícil tarea de la búsqueda del bien común sigue guiando a los miembros de las Naciones Unidas que, tras 75 años de historia y compromiso con los derechos, la justicia y la paz, siguen siendo una Organización necesaria para responder a las esperanzas de los pueblos"

(Vatican News).- 75 años de trabajo y compromiso en favor del derecho, la protección y el desarrollo del mundo, con fracasos y reveses, pero aún con la necesidad de seguir respondiendo a las esperanzas de los pueblos. Es así como el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, habla en nombre de la Santa Sede en un video mensaje con motivo de la conmemoración del septuagésimo quinto aniversario de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, que hoy lanza su Asamblea General en modo virtual a causa de la pandemia.

En su mirada histórica, el Cardenal recuerda las esperanzas de paz y armonía entre los Estados, con las que los pueblos del mundo han mirado a las Naciones Unidas en los últimos decenios, esperando un respeto cada vez mayor de la dignidad humana, la cercanía, el cuidado de la pobreza, el sufrimiento y el progreso de la justicia, todos ellos valores fundacionales a los que las Naciones Unidas han tratado de dar una expresión concreta a lo largo del tiempo.

También la contribución de la Santa Sede en este largo período -señala el Secretario de Estado- nunca ha fallado en cuanto a apoyo y participación, desde 1964, cuando fue reconocida como Estado observador. Los Papas -recuerda el cardenal citando a Pablo VI, Juan Pablo II y el Papa Francisco- siempre han instado a esta "noble institución" a ser un "centro moral" donde cada país pudiera "sentirse en casa", donde la "familia de naciones" se reuniera y donde la "comunidad internacional, en un espíritu de fraternidad y solidaridad, avanzara con soluciones multilaterales a los desafíos mundiales".

Protestas en India por la Ley de Ciudadanía
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Porque, como dejó claro la pandemia del Covid-19, no podemos "seguir pensando sólo en nosotros mismos", debemos trabajar juntos para superar el sufrimiento más grave del mundo, "conscientes de que la carga que llevan algunos concierne necesariamente a toda la familia de naciones".

Una historia de derecho, justicia y diálogo

Lo que cabe señalar de estos primeros 75 años de las Naciones Unidas, en palabras del Cardenal Secretario de Estado, es el compromiso de proteger y promover el derecho y la justicia en el mundo contra "la guerra y la violencia", llevar alimentos a los que no los tienen, "proteger nuestro hogar común" y "avanzar en un mundo de desarrollo humano integral". Parolin no deja de mencionar, por tanto, la labor de la ONU en defensa del derecho esencial a la libertad religiosa y el compromiso para que la diplomacia y el diálogo puedan resolver las guerras y los conflictos y reparar lo que la violencia destruye.

En la historia de la institución internacional ha habido reveses y fracasos. Las Naciones Unidas no son perfectas -señala el Secretario de Estado- y no siempre han estado a la altura de su nombre e ideales, y esto cada vez que los "intereses especiales" han prevalecido sobre la búsqueda del bien común. De ahí la advertencia que el representante del Vaticano dirige a los diplomáticos que se sientan en la Asamblea, no sólo para revitalizar, en un mundo cambiante, el espíritu original de la Institución, sino sobre todo para renovar el compromiso sincero con la búsqueda del bien común a través de un consenso y un compromiso auténticos.

A pesar de todo -concluye el cardenal Parolin en su discurso- la Organización de las Naciones Unidas, donde los pueblos se encuentran en el diálogo y la acción común, es hoy más necesaria que nunca para responder a las grandes esperanzas del mundo.

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