La reflexión del cardenal ante los nuevos obispos: "No es solo llegar a todos, sino «con» todos" "Sinodalidad. ¡Por supuesto que sí!": Las razones del prefecto Fernández para "una renovación que toda la Iglesia necesita para no desaparecer"

El cardenal Fernández
El cardenal Fernández @Vatican Media

"El llamado a la sinodalidad es un signo de los tiempos, que debemos apoyar con convicción porque beneficia a la Iglesia. El mayor riesgo es perder la oportunidad de lograr una verdadera renovación, una renovación que toda la Iglesia necesita para no desaparecer"

"Es una forma de ser y actuar que debe caracterizar a toda la Iglesia, desde la capilla más remota del campo hasta la Iglesia universal. Y consiste en caminar juntos, en dar cabida a todos para que cada uno pueda aportar su contribución de diversas maneras"

Este camino sinodal en el que está involucrado pasa también por una "transformación misionera hacia los que están lejos", así como "la «conversión sinodal» de la jerarquía", pero también "canales de participación popular que requieren cambios en las estructuras y los procedimientos"

"Algunos esperaban que el nuevo Papa moderara un poco el ritmo con este tema de la sinodalidad. En cambio, el Papa León expresó un firme deseo de continuar en el camino de la sinodalidad". Así comenzó pasado sábado, 6 de septiembre, en el marco del tradicional Curso Anual de Formación para los nuevos Obispos en el Pontificio Colegio San Pablo de Roma, la reflexión Sinodalidad: Por qué no y por qué sí, que les brindó el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe

"Muchos sacerdotes experimentan dudas, cuestionamientos, desinterés y rechazo a la propuesta de la sinodalidad. Algunos grupos encuentran malas intenciones detrás de este proceso sinodal y lo rechazan categóricamente. Por eso es importante separar el trigo de la paja", afirmó el prefecto, quien fue desglosado las siete "propuestas que distorsionan la verdadera sinodalidad", caricaturas, como las denominó, que pueden resumirse "esta forma distorsionada de sinodalidad, que busca un cambio democrático en la doctrina, reconociendo que es simplemente la pretensión de unos pocos grupos minoritarios impulsados ideológicamente".

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Frente a esas distorsiones, el cardenal Fernández esbozó un "Sinodalidad. ¡Por supuesto que sí!", otra manera de entender la sinodalidad entendida como un camino en el que "ante todo, que todos los miembros de la Iglesia participen en la evangelización, para formar una comunión participativa. No se trata solo de celebrar reuniones fraternales, sino de que todos participen y contribuyan para que una diócesis sea fructífera en su misión".

"No se trata de una élite laica en el poder"

"Debemos trabajar para que todo el Pueblo de Dios se sienta no solo destinatario, sino parte activa de la Iglesia, donde sus voces son escuchadas. No se trata de una élite laica en el poder, una oligarquía. Se trata de buscar diversas maneras para que toda la Iglesia se experimente verdaderamente como pueblo. Parece utópico, pero debemos encontrar la manera de que todo el Pueblo de Dios, en sus diferentes niveles, participe en la guía de la Iglesia", les confió el prefecto argentino a los obispos llegados esos días a Roma desde todos los continentes.

"Es una forma de ser y actuar que debe caracterizar a toda la Iglesia, desde la capilla más remota del campo hasta la Iglesia universal. Y consiste en caminar juntos, en dar cabida a todos para que cada uno pueda aportar su contribución de diversas maneras y todos puedan expresar su opinión sobre las grandes cuestiones de la Iglesia, escuchándose mutuamente", sostuvo.

Cardenal Víctor Manuel Fernández
Cardenal Víctor Manuel Fernández @Vatican Media

"El llamado a la sinodalidad es un signo de los tiempos, que debemos apoyar con convicción porque beneficia a la Iglesia. El mayor riesgo es perder la oportunidad de lograr una verdadera renovación, una renovación que toda la Iglesia necesita para no desaparecer. Para que la sinodalidad sea realmente un paso hacia una Iglesia más evangélica, más fiel a Jesucristo, debemos dejar de verla como una obligación y abrazarla como un gran desafío que nos apasiona, como un horizonte brillante para el futuro de nuestro ministerio", indicó el cardenal.

¿Cómo puede enriquecer el ministerio ordenado?

"¿Por qué la sinodalidad puede enriquecer el ministerio ordenado?", se preguntó Fernández. Según expuso a los nuevos obispos, "el ministro ordenado se enriquece con la contribución de comunidades vivas, llenas de dinamismo, riqueza y variedad. Y puede elevar todo en la Eucaristía. Su ministerio se lleva a cabo en un contexto de plenitud de dones y perspectivas. Entonces, su poder no se debilita. Al contrario, su fuerza se expande simultáneamente mediante la adopción del discernimiento comunitario".

 Desde esta perspectiva, apuntó las características de un "ministerio sacerdotal sinodal", que estaría "centrado en lo esencial y abierto a otros carismas", entre ellas:

- "Una vida dedicada por completo al ministerio, con el sabor de una actividad que puede prepararse y llevarse a cabo con serenidad, de forma humana y humanizadora, dado que hay otros que se encargan de muchas cosas que el sacerdote no necesariamente tiene que hacer".

- "Una mayor disposición a vivir una espiritualidad de la acción y no marginarse: una espiritualidad que consiste en contemplar con alegría la acción de Dios y su belleza en el ejercicio mismo del ministerio".

- "El desarrollo de actitudes más auténticas y significativas de caridad fraterna (pastoral) mediante una acogida cordial, cercana y abierta, de forma amigable y sin prisas, donde las personas se sientan tomadas muy en serio".

El cardenal Fernández
El cardenal Fernández

- "Una experiencia más comunitaria de la actividad evangelizadora, menos solitaria e individualista, liberada de la terrible carga de tener que hacerlo todo".

- "Mayor enriquecimiento y alegría gracias al desarrollo de los carismas de otros y a una vida comunitaria variada y fructífera que también nutre al sacerdote como cristiano. La desaparición de las persistentes excusas de falta de tiempo que a veces justifican el mal desempeño de sus funciones específicas (la celebración de la Eucaristía, el sacramento de la Reconciliación y la Unción de los Enfermos), que en cambio se vivirían con profundidad, serenidad y fecundidad.

La "conversión sinodal" de la jerarquía

Para el prefecto de Doctrina de la Fe, este camino sinodal en el que está involucrado pasa también por una "transformación misionera hacia los que están lejos", así como "la «conversión sinodal» de la jerarquía", pero también "canales de participación popular que requieren cambios en las estructuras y los procedimientos", y remarca que "el verdadero objetivo es la misión, nada más. Si la sinodalidad no es misionera, no cumple su naturaleza; es algo más".

Para llegar a cada rincón y periferia, necesitamos personas de todo tipo, agentes pastorales con diferentes carismas y características, con diferentes formas de ser y expresarse. Deben ser misioneros aunque sean imperfectos

"Pero la sinodalidad no es solo llegar a todos, sino «con» todos. Es decir, para que la Iglesia llegue a todos, anunciar el Evangelio a los demás no puede ser la única preocupación de unos pocos. Tampoco debe haber un único estilo de anuncio. Para llegar a cada rincón y periferia, necesitamos personas de todo tipo, agentes pastorales con diferentes carismas y características, con diferentes formas de ser y expresarse. Deben ser misioneros aunque sean imperfectos", indicó el prefecto a los nuevos obispos.

"Deben ser misioneros, incluso si son pecadores", apostilló, y, añadió, "aunque tengan muy poca preparación, crecerán, madurarán, y la propia misión los impulsará a querer formarse mejor. Esta es la única manera de llegar a todos y no quedarnos encerrados en un grupo de personas de cierto estilo o categoría"

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