¿Por qué nadie ha respondido aún a las acusaciones vertidas por el jesuita de falta de transparencia? El bofetón de Zollner resuena en la cara de O'Malley

Hans Zollner, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores
Hans Zollner, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores

Probablemente, la reciente renuncia de Hans Zollner como miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores suponga el momento más crítico que sufre esa institución, creada por el papa Francisco en 2014, más incluso que la dimisión, hace seis años, de Marie Collins, una de las víctimas que formaban parte de la misma, por “las resistencias” que la irlandesa detectó en la lucha contra los abusos

Zollner ha apuntado a falta de transparencia, a la falta de rendición de cuentas. Y desde la propia Comisión, más allá del enfado y “la decepción” por la renuncia mostrada por O’Malley nadie ha salido a dar respuesta a las denuncias del religioso alemán

Probablemente, la reciente renuncia de Hans Zollner como miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores suponga el momento más crítico que sufre esa institución, creada por el papa Francisco en 2014, más incluso que la dimisión, hace seis años, de Marie Collins, una de las víctimas que formaban parte de la misma, por “las resistencias” que la irlandesa detectó en la lucha contra los abusos.

Al fin y al cabo, la salida de Collins de la comisión suponía para algunos un alivio: portazo, revuelo mediático unos días y a continuar. Sin embargo, el no menos sonoro portazo del jesuita alemán deja flotando -a pesar de los indudables avances logrados en la lucha contra la pederastia eclesial- un poso de desconfianza sobre la organización que preside el cardenal Sean Patrick O'Malley, arzobispo capuchino de Boston y presidente de la propia Comisión, él mismo, como Zollner, una figura incuestionable en su compromiso contra los abusos en el Iglesia.

Socava la credibilidad

Pero, ¿por qué se marchó Zollner de una comisión que él mismo impulsó en sus orígenes y por qué su renuncia compromete la credibilidad del funcionamiento de la misma? El desencuentro entre Zollner y la Comisión es más profundo de lo que cabría imaginar. Tanto que ha hecho que el religioso, también director del Instituto de Antropología, Estudios Interdisciplinarios en Dignidad Humana y Cuidado de los Vulnerables en la Universidad Gregoriana, ante la falta de acuerdo para explicar su salida, se decidiese a dar una rueda de prensa la semana pasada en Roma para explicarlo.

Y la explicación no es otra, según él, que la falta de respuesta a cuatro cartas enviadas desde mayo de 2022 a la dirección de la Comisión -es decir, al cardenal O’Malley- en donde mostraba su inquietud por lo que detectaba como carencias en tres aspectos fundamentales en la misión de esa entidad: la transparencia, el cumplimiento y la rendición de cuentas.

“Cuando falta transparencia, el cumplimiento y la rendición de cuentas, las puertas se abren a los abusos y encubrimientos”, señaló Zollner en esa rueda de prensa. Donde añadió: “La Pontificia Comisión se ha propuesto combatir estas terribles realidades. Si quiere hacerlo de manera creíble, no puede evitar centrarse en estos mismos principios", según recoge en un análisis Paolo Rodari.

El cardenal de Boston, Seán P. O'Malley
El cardenal de Boston, Seán P. O'Malley Arquidiócesis de Asunción

En ese encuentro con los periodistas, Zollner también negó -como se había deslizado- que su marcha tuviese que ver con la gestión del caso Rupnik, tanto por parte de la Compañía de Jesús (a la que pertenecen ambos), como por no saber acoger en su día la carta de una de las víctimas del pintor de mosaicos esloveno. “Recibí esa carta el 15 de junio de 2022. Hoy me digo a mí mismo que debí haber respondido a esta persona, y fue mi error no hacerlo”, señaló en relación con este asunto, que en todo caso sí le ha hecho mella personal.

Y si hubiese sido esa la razón última de su ‘espantada’, nada parece indicar que le hubiera costado más reconocer eso que la actual falta de sintonía con la comisión. De hecho, en varias ocasiones ha manifestado su pesar por no haber estado a la altura de la víctima de Rupnik. Esto es otra cosa. Zollner ha apuntado a falta de transparencia, a la falta de rendición de cuentas. Y desde la propia Comisión, más allá del enfado y “la decepción” por la renuncia mostrada por O’Malley nadie ha salido a dar respuesta a las denuncias del religioso alemán.

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