El Papa se compromete a "custodiar la memoria" de los mártires "de todas las tradiciones cristianas"
"Allí donde el odio parecía impregnar cada aspecto de la vida, estos audaces servidores del Evangelio y mártires de la fe demostraron evidentemente que «el amor es más fuerte que la muerte»"
"Son mujeres y hombres, religiosas y religiosos, laicos y sacerdotes, que pagan con la vida la fidelidad al Evangelio, el compromiso con la justicia, la lucha por la libertad religiosa allí donde todavía es transgredida, la solidaridad con los más pobres"
"Apesar del fin de las grandes dictaduras del siglo XX, todavía hoy no ha terminado la persecución de los cristianos, es más, en algunas partes del mundo ha aumentado"
Es una esperanza llena de inmortalidad, porque su martirio sigue difundiendo el Evangelio en un mundo marcado por el odio, la violencia y la guerra; es una esperanza llena de inmortalidad, porque, aunque fueron asesinados en el cuerpo, nadie podrá apagar su voz ni borrar el amor que donaron; es una esperanza llena de inmortalidad, porque su testimonio permanece como profecía de la victoria del bien sobre el mal"
"Queremos preservar la memoria junto a nuestros hermanos y hermanas de las demás Iglesias y Comuniones cristianas. Deseo, por tanto, reafirmar el compromiso de la Iglesia Católica de custodiar la memoria de los testigos de la fe de todas las tradiciones cristianas. La Comisión para los Nuevos Mártires, en el Dicasterio para las Causas de los Santos, cumple esta tarea, colaborando con el Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos". El Papa León lanzó un mensaje de unidad de los cristianos en el mayor de los ejemplos, el del "ecumenismo de la sangre", durante una emocionante vigilia vivida en la basílica de San Pablo Extramuros.
En la fiesta de la Exaltación de la Cruz, y de su 70 cumpleaños, Prevost rindió homenaje a los más de 1.600 mártires y testigos de la fe de este siglo XXI, recordando su ejemplo como "la comunión más auténtica que existe con Cristo". Parafraseando a Juan Pablo II, León XIV insistió en que "allí donde el odio parecía impregnar cada aspecto de la vida, estos audaces servidores del Evangelio y mártires de la fe demostraron evidentemente que «el amor es más fuerte que la muerte»".
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"Muchos hermanos y hermanas, también hoy, a causa de su testimonio de fe en situaciones difíciles y contextos hostiles, cargan con la misma cruz del Señor", recordó el Papa. "Al igual que Él son perseguidos, condenados, asesinados". Se trata de "mujeres y hombres, religiosas y religiosos, laicos y sacerdotes, que pagan con la vida la fidelidad al Evangelio, el compromiso con la justicia, la lucha por la libertad religiosa allí donde todavía es transgredida, la solidaridad con los más pobres".
Una esperanza llena de inmortalidad
Duarnte este Año Jubilar, trazó el Papa, " celebramos la esperanza de estos valientes testigos de la fe". "Es una esperanza llena de inmortalidad, porque su martirio sigue difundiendo el Evangelio en un mundo marcado por el odio, la violencia y la guerra; es una esperanza llena de inmortalidad, porque, aunque fueron asesinados en el cuerpo, nadie podrá apagar su voz ni borrar el amor que donaron; es una esperanza llena de inmortalidad, porque su testimonio permanece como profecía de la victoria del bien sobre el mal", recalcó.
También, "una esperanza desarmada", pues los mártires "han testimoniado la fe sin usar jamás las armas de la fuerza ni de la violencia, sino abrazando la débil y mansa fuerza del Evangelio". Entre los ejemplos, Prevost sitó a Dorothy Stang, "comprometida con los “sin tierra” en la Amazonía. A quienes se disponían a matarla y le pedían un arma, ella les mostró la Biblia respondiendo: “He aquí mi única arma”". También, el Ragheed Ganni, sacerdote caldeo de Mosul, "que renunció a combatir para testimoniar cómo se comporta un verdadero cristiano". O en Francis Tofi, anglicano "que dio la vida por la paz en las Islas Salomón".
"Los ejemplos serían muchos, porque lamentablemente, a pesar del fin de las grandes dictaduras del siglo XX, todavía hoy no ha terminado la persecución de los cristianos, es más, en algunas partes del mundo ha aumentado", recordó el pontífice. " No podemos, no queremos olvidar. Queremos recordar. Lo hacemos seguros de que, como en los primeros siglos, también en el tercer milenio la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos",culminó Prevost, reivindicando el "ecumenismo de la sangre" que "une a los cristianos de distintas tradiciones que junto sdan su vida por la fe en Jesucristo".
El Papa agustino terminó sus palabras haciendo suyas las que un niño pakistaní, Abish Masih, asesinado en un atentado contra la Iglesia católica, había escrito en su cuaderno: "« Making the world a better place», «Hacer del mundo un lugar mejor». Que el sueño de este niño nos impulse a testimoniar con valentía nuestra fe, para ser juntos levadura de una humanidad pacífica y fraterna".