Hazte socio/a
Lo mejor de la semana
Primicias antes de la Gran Noticia: la semana en RD

El Papa pide, en vísperas de la Navidad, ser "los unos para los otros un pesebre acogedor"

En el cuarto domingo de Adviento, antes del rezo del ángelus, el Papa glosó en su catequesis la figura de San José, mostrándolo como "un hombre frágil y falible —como nosotros— y, al mismo tiempo, valiente y fuerte en la fe"

El Papa se prepara para la oración del ángelus | RD/Captura

En el cuarto domingo de Adviento, antes del rezo del ángelus, el Papa glosó en su catequesis la figura de San José, mostrándolo como "un hombre frágil y falible —como nosotros— y, al mismo tiempo, valiente y fuerte en la fe", que protagonizó "una página muy hermosa de la historia de la salvación" y donde "la pureza y la nobleza de sus sentimientos se vuelven aún más evidentes cuando el Señor, en sueños, le revela su plan de salvación, indicándole el rol inesperado que deberá asumir: ser el esposo de la Virgen Madre del Mesías".

"Piedad y caridad, misericordia y abandono; estas son las virtudes del hombre de Nazaret que la liturgia nos propone hoy, para que nos acompañen en estos últimos días de Adviento, hacia la santa Navidad", destacó el Papa en su alocición desde la ventana del Palacio Apostólico, ante los fieles ue se había concentrado para escucharle y ver también el belén gigante y el abeto de Navidad instalado en el corazón de la plaza de San Perdro.

Fieles en la plaza de San Pedro | RD/Captura

"Son actitudes importantes, que educan el corazón al encuentro con Cristo y con los hermanos, y que nos pueden ayudar a ser, los unos para los otros, pesebre acogedor, casa confortable, signo de la presencia de Dios", remarcó León XIV, invitando a que "en este tiempo de gracia, no perdamos ocasión para practicarlos: perdonando, animando, dando un poco de esperanza a las personas con las que vivimos y a aquellas que encontramos; y renovando en la oración nuestro abandono filial en el Señor y en su Providencia, encomendándole todo con confianza".

A la hora de los saludos, el papa Prevost, tuvo palabras de cariño para los niños y chicos de Roma, concentrados en la plaza para la bendición de las figuras de Niño Jesús para poner en los belenes de las casas, y, les pidió que, "ante el pesebre, pidan por las intenciones del Papa y, sobre todo, para que todos los niños puedan vivir en paz".

Los niños llevaron las imágenes del Niño Jesús para que las bendijera el Papa | RD/Captura

Las palabras antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas: ¡buenos días!  

Hoy, cuarto domingo de Adviento, la liturgia nos invita a meditar sobre la figura de san José. Nos lo presenta, en particular, en el momento en el que Dios le revela su misión en sueños (cf. Mt 1,18-24). De ese modo, nos propone una página muy hermosa de la historia de la salvación, cuyo protagonista es un hombre frágil y falible —como nosotros— y, al mismo tiempo, valiente y fuerte en la fe. 

El evangelista Mateo lo llama “hombre justo” (cf. Mt 1,19), y esto lo describe como un israelita piadoso, que observa la Ley y frecuenta la sinagoga. Pero, además de eso, José de Nazaret se nos muestra también como una persona extremadamente sensible y humana.  

Lo vemos cuando, aun antes de que el Ángel le revele el misterio que se está cumpliendo en María, frente a una situación difícil de comprender y de aceptar, él no elige la vía del escándalo y de la condena pública a su futura esposa, sino el camino discreto y benévolo del repudio en secreto (cf. ibíd.). De esa manera, demuestra que ha captado el sentido más profundo de su propia observancia religiosa: el de la misericordia. 

La pureza y la nobleza de sus sentimientos se vuelven aún más evidentes cuando el Señor, en sueños, le revela su plan de salvación, indicándole el rol inesperado que deberá asumir: ser el esposo de la Virgen Madre del Mesías. Aquí, en efecto, José, con un gran acto de fe, deja también la última orilla de sus seguridades y navega mar adentro hacia un futuro que ya está totalmente en las manos de Dios. San Agustín describe así su consentimiento: «A la piedad y caridad de José le nació de la Virgen María un hijo, Hijo a la vez de Dios» (Sermón 51, 30).

Piedad y caridad, misericordia y abandono; estas son las virtudes del hombre de Nazaret que la liturgia nos propone hoy, para que nos acompañen en estos últimos días de Adviento, hacia la santa Navidad. Son actitudes importantes, que educan el corazón al encuentro con Cristo y con los hermanos, y que nos pueden ayudar a ser, los unos para los otros, pesebre acogedor, casa confortable, signo de la presencia de Dios. En este tiempo de gracia, no perdamos ocasión para practicarlos: perdonando, animando, dando un poco de esperanza a las personas con las que vivimos y a aquellas que encontramos; y renovando en la oración nuestro abandono filial en el Señor y en su Providencia, encomendándole todo con confianza.  

Que nos ayuden en esto la Virgen María y san José, que fueron los primeros en acoger a Jesús, el Salvador del mundo, con gran fe y amor.  

También te puede interesar

Lo último

¡Alumbra cada día el Espíritu que tienes dentro!

PREGÓN DE NAVIDAD