Francisco recibe en audiencia al Coro Arco Iris de Bélgica, de enfermos de Alzheimer Papa: "Los ancianos son nuestra memoria"

Audiencia del Papa con enfermos de Alzheimer de Bélgica
Audiencia del Papa con enfermos de Alzheimer de Bélgica

"Quizás algunos de ellos haya perdido la memoria, pero son el símbolo de la memoria de un pueblo, son las raíces de vuestra patria, de nuestra humanidad", recuerda

"Son las raíces, y los jóvenes deben ir allí a sacar el jugo de las raíces para que la civilización avance"

Antes de la Audiencia General el Papa saludó al Coro del Arco Iris de la Residencia para ancianos – que acoge a enfermos de Alzheimer – de Bonheiden en Bélgica. A todos ellos les dijo que, en su opinión, compartir sus fragilidades y aceptarlas recíprocamente es el más bello canto, la armonía más grata a Dios. "¡Un arco iris no de perfecciones, sino de imperfecciones!", dijo el Papa.

El Santo Padre Francisco comenzó su saludo agradeciendo la presencia de estos queridos hermanos y hermanas del Coro del Arcoíris. Y les hizo una confidencia: que su secretario le dijo que este encuentro era lo más hermoso que había visto con el Papa.

También afirmó que dio gracias al Señor por este Coro porque en su opinión para todos ellos cantar juntos es un consuelo, un apoyo, que ayuda a avanzar y a soportar el peso de la enfermedad que, sin duda, se hace sentir. De ahí – añadió – que su canto se haga más valioso aún a causa de su vulnerabilidad.

La armonía más grata a Dios, ¡un arcoíris de imperfecciones! 

Sí porque como les dijo el Papa, el hecho de compartir sus fragilidades y aceptarlas recíprocamente, es el canto más bello, la armonía más grata a Dios, ¡un "arcoíris" no de perfecciones, sino de imperfecciones! Y agregó que al ver a su Director pensó que se había olvidado la batuta, pero después vio que su batuta es la ternura. Por eso su agradecimiento también al Director de este Coro, porque “al realizar gestos de ternura” – dijo el Papa – “nos hace a todos más humanos”.

Y con su ternura, la ternura de todos, hoy hemos cumplido el cuarto mandamiento: honrar a los ancianos que son nuestra memoria. Además reflexionó acerca de que quizás algunos de ellos han perdido la memoria, pero dijo que son el símbolo de la memoria de un pueblo, son las raíces de su patria, de nuestra humanidad. Son las raíces, y los jóvenes deben ir allí para tomar el jugo de las raíces y continuar con la civilización.

Antes de despedirse y de impartirles su bendición apostólica el Santo Padre volvió a agradecerles esta visita y les pidió que recen por él.

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