El jesuita y capellán de la Legión es considerado un símbolo de reconciliación entre españoles Clausurada en Madrid la fase diocesana del proceso de canonización del padre Fernando de Huidobro

Proceso de canonización del padre Fernanado de Huidobro
Proceso de canonización del padre Fernanado de Huidobro

Ayer, en la sala Pedro Arrupe del edificio de los jesuitas de la calle Serrano, se dio por concluida la fase del proceso diocesano de beatificación y canonización del jesuita y capellán de la Legión, Fernando Huidobro y Polanco

El acto fue presidido por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro y contó con la presencia de monseñor Juan Antonio Aznárez Cobo, monseñor José Antonio Martínez Camino, Melchor Elvira, Antonio José España y Pascual Cebollada, SJ

Presentados los tres ejemplares del proceso diocesano, uno quedará en el archivo diocesano y los otros dos serán enviados a Roma a la Causa de los Santos. Con las pertinentes firmas, juramentos y lacrado de los documentos se dio clausura a esta fase diocesana

Aunque no se mencionó en el acto, la figura del padre Huidobro es actualmente, en el ambiente enrarecido por los avatares de la recién aprobada ley de la Memoria Democrática, un gran símbolo de reconciliación entre españoles

Ayer, en el curso de un acto celebrado en la sala Pedro Arrupe del edificio de los jesuitas de la calle Serrano, se dio por concluida la fasedelproceso diocesano de beatificación y canonización del jesuita y capellán de la Legión, Fernando Huidobro y Polanco.

El acto fue presidido por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro y contó con la presencia del arzobispo castrense Juan Antonio Aznárez Cobo, el obispo auxiliar de Madrid, José Antonio Martínez Camino y, por parte de las Fuerzas Armadas, el jefe del Estado Mayor del Ejército JEME, Amador Enseñat y Berea, y por parte de la Legión, el general Melchor Elvira y otros representantes de la misma. Asistían también el provincial de España de la Compañía de Jesús, Antonio José España y el postulador de la causa, Pascual Cebollada, SJ.

Proceso de canonización del padre Fernanado de Huidobro
Proceso de canonización del padre Fernanado de Huidobro

Después de un breve responso ante el sepulcro del padre Huidobro, dio comienzo el acto con el canto del Veni Sancte Spiritus y la intervención del arzobispo castrense. Monseñor Aznárez dijo que “ha sido determinante el sentido de la fe de los legionarios”, que con devoción y cariño han pedido insistentemente que se reabriera el proceso de canonización.

Citó a continuación al padre Pedro Arrupe que lo calificó “de un capellán para todos, auxiliando durante la contienda civil española a todos sin distinción ideológica a moribundos y caídos de los dos frentes”. El provincial padre España agradeció la iniciativa del arzobispado castrense, y especialmente al fallecido don Juan del Río. Destacó el que un jesuita destinado al trabajo intelectual, que estudió con Martin Heidegger dejara todo y optara por servir como capellán. Valoró su capacidad de ganarse a los legionarios hasta vestirse como ellos y participar en cuatro de las principales batallas de la guerra, destacando la fe de “saber estar en tierra de nadie” y su “heroísmo de caridad”.

Acto seguido fueron presentados los tres ejemplares del proceso diocesano. Uno quedará el archivo diocesano y los otros dos conducido a Roma a la Causa de los Santos. Con las pertinentes firmas, juramentos y lacrado de los documentos se dio clausura a esta fase diocesana. Don Carlos Osoro dedicó al siervo de Dios unas emocionadas palabras, evocando la satisfacción que le producía este proceso, por ser su paisano cántabro, jesuita y un ejemplo para todos.

Proceso de canonización del padre Fernanado de Huidobro
Proceso de canonización del padre Fernanado de Huidobro

"Si muero, moriré por amor"

Nacido en Santander en el seno de una familia acomodada -su padre era ingeniero que fue destinado a Melilla, Málaga y Madrid-, Fernando gozaba de gran simpatía de carácter y brillantes cualidades intelectuales. Después de fallecer su padre y cursar el bachillerato, sintió vocación a la Compañía. Su madre y sus hermanos le aconsejaron que esperara un año, en el que hizo en Areneros un curso de preparación a Derecho, que aprobó en la Universidad Central con matrícula de Honor.

Tras su noviciado y juniorado en Granada, fue destinado a Oña donde sufrió en octubre de 1939 la supresión de la Compañía y subsiguiente expulsión a Bélgica, donde estudió en Marneffe y luego en Valkenburg (Holanda) ciudad en la que fue ordenado sacerdote.

Destinado como futuro profesor de filosofía, en el curso 1935-1936 estudió en las universidades de Berlín y de Friburgo (Alemania), donde fue discípulo aventajado de Martin Heidegger y Nikolai Hartman.

Residiendo en la casa del filosofado español de Les Avins (Bélgica), donde estaba destinado como profesor, comenzó la guerra civil en Españay se ofreció al padre General para ir a atender a sus compatriotas, especialmente donde estuvieran los más necesitados y fuera más difícil, prefiriendo en principio la zona leal al gobierno constituido (lo cual se demostró imposible para un sacerdote).

Proceso de canonización del padre Fernanado de Huidobro
Proceso de canonización del padre Fernanado de Huidobro

Así escribe al superior general P. Włodzimierz Ledóchowski:

“Por lo que, a mi toca, preferiría ser enviado allí donde los comunistas todavía dominan, -a Madrid, por ejemplo, o a Santander, mi región- y trabajar porque las almas se conviertan; si no abiertamente como sacerdote, al menos en la Cruz Roja, con obras de caridad, y aun ofreciendo mi sangre por los heridos. Si este ofrecimiento se juzga temerario en exceso, por lo menos envíenme a otras regiones liberadas a las que fácilmente se pueda entrar por Navarra, y en las que siempre encuentran los sacerdotes más abundantes. Salud no me falta, y sobrellevo los trabajos corporales más duros que me fatigan menos aún que los del estudio”.

En unos escritos de 1936 dirigidos al general Franco y a otros mandos como los generales Yagüe o Varela denunciaba como "asesinatos, no actos de justicia" las ejecuciones a sangre fría de los prisioneros. "No se incurre –afirmaba también– en la responsabilidad necesaria para merecer la pena de muerte por el mero hecho de estar afiliado a la CNT o a la UGT; ni aún por tomar un fusil para defender ideales, equivocados, pero sinceramente tenidos por lo mejor para la sociedad"

Aunque no se mencionó en el acto, la figura del padre Huidobro es actualmente, en el ambiente enrarecido por los avatares de la recién aprobada ley de la Memoria Democrática, un gran símbolo de reconciliación entre españoles, con un corazón grande y cristiano donde cabían todos los españoles, víctimas de una guerra absurda y cruel, que parece nos resistimos a olvidar.

Personalmente, con la publicación de mi libro Las trincheras de Dios (Ed. Mensajero), cuyo protagonista es Fernando de Huidobro, he podido observar que todavía existen acérrimos partidarios de uno de los dos bandos, sin abrirse a las razones, virtudes y errores, de otros, como si después de tantos años no hubiera matices, sino una simplista y absurda división de buenos y malos. Afortunadamente siempre ha habido una tercera vía, otros que, como Huidobro, lo único que odiaban era la guerra.

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