La CEE descarta una comisión independiente y el Gobierno, dividido ¿Qué hará España?: Francia, Alemania y otros modelos de investigaciones de abusos en la Iglesia

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A la espera de conocer si el Congreso de los Diputados constituye una comisión de investigación sobre los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia, otros países han hecho públicos ya exhaustivos informes

En España, a día de hoy, no hay una investigación independiente sobre los casos de pederastia en la Iglesia, a pesar de haber una cifra conocida de 220 clérigos denunciados entre 2001 y 2021

El pasado 14 de enero y tras reunirse con el papa Francisco, el presidente de la CEE, Juan José Omella, expresó su deseo de esclarecer los abusos pero rechazó "de momento" recurrir a una comisión independiente

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no se ha cerrado a la idea de una investigación y cree que lo primero es hablar con las víctimas y escuchar sus testimonios

Los grupos parlamentarios miran a Francia, donde a finales del año pasado una comisión independiente reveló la existencia de 330.000 casos de abusos o violencia sexual sobre menores o personas vulnerables desde 1950 en el seno de la Iglesia

A la espera de conocer si el Congreso de los Diputados constituye una comisión de investigación sobre los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia, países como Francia o Alemania han hecho públicos ya exhaustivos informes y otros, como Portugal o Polonia, han creado comités para indagar en las denuncias.

EnEspaña, a día de hoy, no hay una investigación independiente sobre los casos de pederastia en la Iglesia y la última cifra hecha pública por la Conferencia Episcopal (CEE) -en abril de 2021- habla de 220 clérigos denunciados por abusos entre 2001 y 2021.

El pasado 14 de enero y tras reunirse con el papa Francisco, el presidente de la CEE, Juan José Omella, expresó su deseo de esclarecer los abusos pero rechazó "de momento" recurrir a una comisión independiente.

La CEE ha optado por abrir oficinas de atención a las víctimas en cada una de las diócesis españolas y es a ellas a donde pueden acudir quienes hayan sufrido abusos o tenido conocimiento de los mismos.

Algunas congregaciones religiosas sí han iniciado, sin embargo, sus propias investigaciones. Es el caso de la Compañía de Jesús, que hace un año hizo público el contenido de un informe que cifraba en 81 las víctimas menores de edad que sufrieron abusos entre 1927 y 2020 por parte de 96 religiosos.

Una de las escasas investigaciones independientes sobre abusos en España la encargó en 2019 el Monasterio de Monserrat, que reconoció que el monje Andreu Soler, responsable durante 40 años de la agrupación de 'scouts' y fallecido en 2008, fue un "depredador sexual" sin que el entonces abad, Sebastià Bardolet, hiciera nada pese a la "rumorología suficiente" sobre su conducta pederasta.

La comisión investigadora, formada por una abogada, un médico y una psicóloga, consultó los archivos del monasterio y entrevistó a víctimas y monjes, además de al abad y a su predecesor Bardolet.

Por el momento, en el registro del Congreso está la petición de Unidas Podemos, ERC y EH-Bildu para crear una comisión parlamentaria de investigación.

El PNV, por su parte, ha apostado por que sea una comisión de expertos independientes la que estudie los casos y presente después su informe a las Cortes, para evitar el "pimpampum" que caracteriza a las comisiones parlamentarias.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no se ha cerrado a la idea de una investigación y cree que lo primero es hablar con las víctimas y escuchar sus testimonios. "Vamos a hablar y a construir", señaló esta semana a través de las redes sociales tras salir a la luz el caso del escritor Alejandro Palomas.

Francia como ejemplo

Los grupos parlamentarios miran a Francia, donde a finales del año pasado una comisión independiente reveló la existencia de 330.000 casos de abusos o violencia sexual sobre menores o personas vulnerables desde 1950 en el seno de la Iglesia.

Ese organismo estudió durante tres años el fenómeno de los abusos e identificó a entre 2.900 y 3.200 religiosos pederastas.

Alemania también lleva años indagando en los abusos en las distintas diócesis del país. El último informe, encargado por la diócesis de Múnich a un despacho de abogados y hecho público este mes de enero, recoge los casos de 497 víctimas y contabiliza a 235 presuntos agresores.

Los autores del informe, que involucra a Benedicto XVI en al menos cuatro casos de encubrimiento, llegaron a la conclusión de que muchos de los religiosos continuaron ejerciendo sus funciones después de conocerse su comportamiento; cuarenta siguieron prestando consejo espiritual, 18 de ellos a pesar de haber sido objeto de una "condena relevante" por parte de sus superiores.

Investigaciones en marcha

En Polonia, donde la Iglesia polaca mantiene fuerte presencia, la oposición impulsó en marzo del año pasado un comité parlamentario para supervisar los trabajos de la comisión nacional contra la pedofilia que el Gobierno creó en 2020, ante la sospecha de que podía estar ocultando casos relacionados con la Iglesia católica.

La Iglesia polaca, que ha visto en los últimos años como el papa Francisco apartaba a varios de sus obispos por no investigar las denuncias, tiene su propia comisión y en junio pasado presentó el último informe, con 368 casos de abusos sexuales a menores en dos años y medio -entre mediados de julio de 2018 y finales de 2020- por parte de 292 clérigos.

A finales del año pasado la Conferencia Episcopal Portuguesa también decidió constituir una comisión para investigar los casos que hayan podido producirse desde 1950, tras crear comisiones en las 21 diócesis del país.

Coordina la comisión uno de los psiquiatras infantiles más reputados del país y la Iglesia ha garantizado su "total autonomía".

Informes pioneros

Las denuncias de abusos en el seno de la Iglesia católica comenzaron a salir a la luz en la década de 1990 en distintas partes del mundo y varios países tomaron la iniciativa de indagar en las denuncias ya en este siglo.

La Conferencia Episcopal de Bélgica fue una de las primeras en dar el paso y en 2010 presentó un informe que conmocionó al país, al desvelar la existencia de más de 450 víctimas, de las que 13 se suicidaron, en veinticinco años, entre 1960 y 1985.

El psiquiatra infantil que presidió la comisión investigadora, Peter Adriaenssens, denunció las "presiones" y la ley del silencio que imperaron durante décadas en el seno de la iglesia belga.

Un año después, Holanda reveló que entre 10.000 y 20.000 menores habían sido víctimas desde 1945 de abusos sexuales por parte de religiosos católicos, una práctica que era conocida por una jerarquía eclesiástica cuya mayor preocupación era evitar el escándalo.

Tras identificar a 800 presuntos autores, la comisión concluyó que los abusos, que tuvieron lugar en instancias como orfanatos, seminarios e internados, iban desde el puro contacto físico hasta penetraciones, de las que estimó se produjeron "unas 1.000".

En Australia se constituyó en 2012 la Comisión Real sobre la Respuesta Institucional a los Abusos Sexuales, que investigó la pederastia en organizaciones públicas y religiosas. Cinco años después desveló que alrededor de 4.500 personas denunciaron abusoscometidos por unos 1.800 miembros de la Iglesia católica entre 1980 y 2015

En Estados Unidos, la Corte Suprema de Pensilvania publicó en 2018 un informe que documentaba 300 supuestos casos de "sacerdotes depredadores" sexuales e identificó a más de mil menores víctimas. Tras difundirse el documento, decenas de diócesis de EEUU divulgaron listas con nombres de más de 1.200 curas acusados de pederastia.

En 2020 el Vaticano hizo pública la investigación encargada por el propio papa Francisco sobre el exarzobispo de WashingtonTheodore McCarrick, de 90 años, expulsado del sacerdocio y del colegio cardenalicio por abusos a menores. El análisis concluyó que el papa argentino conocía "sólo de oídas" su "comportamiento inmoral con adultos" y que Juan Pablo II y Benedicto XVI, a pesar de continuos rumores, dejaron pasar el asunto al ser mal informados o no tener pruebas ciertas.

Theodore McCarrick

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