Vibrante conferencia de la presidenta de CLAR en la 52 Semana del ITVR Liliana Franco: "La auténtica conversión, la auténtica reforma, es hacer posible el 'nosotros' eclesial"

Liliana Franco, en el ITVR
Liliana Franco, en el ITVR ITVR

"Las trincheras en las que se acorralan los escépticos, los pesimistas y los pregoneros de lamentaciones, no hacen parte de la ruta que deseamos transitar"

"Los consagrados ubicados en esos rincones geográficos y existenciales en los que desarrollamos nuestra misión, estamos llamados a ser artesanos de la escucha"

"Una Iglesia sinodal, es una Iglesia de escucha y el gran modelo de escucha y encuentro es Jesucristo. La Iglesia, continuadora de la obra redentora de Cristo en el mundo, esta llamada a ser maestra en escucha, diálogo, discernimiento y relación"

"Nos hemos acostumbrado a convivir en medio de relaciones rígidas y autoritarias, estilos clericales y fundamentalismos excluyentes, afectos invasivos y aislamientos dolorosos. Hay que purificar las relaciones"

"Conscientes de la identidad de sujetos eclesiales y de que, por el bautismo y el sacerdocio común, todos tenemos una misma dignidad, y estamos  llamados a contribuir a la configuración de una Iglesia más sinodal, en la que será de manera especial, necesaria y significativa la presencia y la misión de las mujeres, los laicos, los pobres y todos los sujetos emergentes excluidos históricamente"

La sonrisa de Liliana Franco se contagia. Vive el Evangelio y se le nota. La religiosa, presidenta de la CLAR, trazó su idea de una "profecía de lo comunitario" durante su intervención en la 52 Semana de Vida Religiosa organizada por el ITVR.

En su intervención, la religiosa colombiana, a punto de dejar su puesto como responsable de Pacífico de la Compañía de María, invitó a los presentes a "zambullirnos en lo profundo, hasta que renazca la esperanza", citando al genial Eduardo Galeano.

Una esperanza que es más urgente que nunca en estos "tiempos de minoridad". "No es un falso triunfalismo y mucho menos un exceso de ingenuidad: es la experiencia de que la muerte no es lo definitivo y que las trincheras en las que se acorralan los escépticos, los pesimistas y los pregoneros de lamentaciones, no hacen parte de la ruta que deseamos transitar", trazó Liliana.

Estallido de la Resurrección

"Lo nuestro, lo propio de la Vida Religiosa, es el estallido de la Resurrección y no por una sobredosis de optimismo, sino porque nos habita la fuerza de la vida, la certeza de la Pascua. Nuestro Dios es el eterno Creador, no para de crear y cuenta con nosotros como co-creadores", insistió, pensando y compartiendo la ide ade "nuestro Dios encarnado, pleno de humanidad" y, a la vez, "revestido de divinidad y cubierto de heridas".

"Contemplar a Jesús, poner la mirada fija en Él, nos conduce a un estilo de ser y de estar en el mundo", señaló Liliana, reivindicando "el modo de Jesús", ese "que se bebe en el Evangelio, saboreando la Palabra, contemplando la Persona de Jesús y escudriñando en la historia, en la realidad y entre los pobres, sus rasgos".

"Los invito a que, sin negar las heridas, los faltantes, lo más desafiante de la realidad, nos ubiquemos en el lugar de lo profundo, ahí donde experimentamos que nuestro Dios pasa por la historia haciendo renacer la esperanza. Hagamos un acto de fe, en que la nuestra, es también Historia de Salvación y dispongámonos a contemplar", pidió la religiosa. Un "contemplar" que "nos sitúa en la lógica de la acción, lejos de toda pasividad que paraliza.  Nos pone en movimiento, nos saca de nosotros".   

Liliana Franco
Liliana Franco

Contemplar y escuchar para movernos

Porque "esta hora de la Vida Religiosa es propicia para contemplar", en mitad de "este mundo roto, en crisis, en guerra".

"Nosotros podemos tener mil calificativos para esta sociedad compleja, lo cierto es que es la nuestra, en ella nos corresponde vivir", clamó, recalcando que "lo que nos corresponde es mirar a lo profundo de nuestro mundo en crisis, en transformación; contemplar para movernos a compasión, para, aferrados a la esperanza, permanecer apasionados por la vida".

La contemplación como "tinerario de apertura", que "nnos ubica en salida y nos dispone al compromiso". Y, también, al cambio. Y a "peregrinar". Escuchando, para "salir de sí, abrigar al otro en su realidad y con su historia". 

Un auditorio repleto escuchando a Liliana Franco
Un auditorio repleto escuchando a Liliana Franco ITVR

Porque "los consagrados ubicados en esos rincones geográficos y existenciales en los que desarrollamos nuestra misión, estamos llamados a ser artesanos de la escucha", especialmente de los testigos. "Estamos llamados a escuchar hasta que renazca la esperanza".

Escuchar es el imperativo de la conversión y la reforma

"Una Iglesia sinodal, es una Iglesia de escucha y el gran modelo de escucha y encuentro es Jesucristo. La Iglesia, continuadora de la obra redentora de Cristo en el mundo, esta llamada a ser maestra en escucha, diálogo, discernimiento y relación", trazó. Porque "escuchar es el imperativo, la condición para que pueda acontecer un auténtico proceso de conversión y reforma".

"Será necesario superar el clericalismo y generar dinámicas relacionales en las que la voz de todos pueda resonar en su peculiaridad, en su belleza y con la fuerza suficiente para generar reflexión y acción que movilice al cambio"

"Será necesario superar el clericalismo y generar dinámicas relacionales en las que la voz de todos pueda resonar en su peculiaridad, en su belleza y con la fuerza suficiente para generar reflexión y acción que movilice al cambio", clamó Liliana, para "salir de los propios esquemas y de las cerrazones en las que tantas veces se arraigan las posiciones fundamentalistas" y "desechar el narcisismo que nos ubica en el lugar de la superioridad".

Y no escuchar sólo de a uno, porque "no escucha sólo una persona, escucha una comunidad. Se necesita un ambiente, la comunidad evangelizadora".

Semana de la Vida Religiosa en el ITVR
Semana de la Vida Religiosa en el ITVR ITVR

Diversidad sin sentirnos superiores a los demás

Junto a la escucha, la unidad, que exige "la capacidad de escuchar a las demás personas, de buscar juntos el camino", rompiendo con la homogeneidad. Porque "estamos llamados a un mismo estilo de vida, pero no desde modelos únicos, ni estilos homogéneos, convocados con consciencia de la diversidad que nos enriquece", abandonando "la tentación de sentirnos superiores a los demás".

Una escucha, una unidad, desde el propio sentimiento de Trinidad. "El Espíritu es un decidido cuidador, que con los dones que ofrece abriga constantemente la vida de la Iglesia. La Trinidad es comunidad de amor, ante la cual no caben las relaciones utilitaristas, mediatizadas por el miedo, provistas de intereses mezquinos", insistió la religiosa colombiana, quien incidió en "una nueva mirada, más teologal y encarnada".

Porque "la Iglesia está hoy, más que nunca abocada a un nuevo modo relacional más contextualizado, encarnado en la realidad, capaz de escuchar y hacer resonancia de distintas voces y de ubicarse generando el dialogo fe-cultura, fe-ciencia y tecnología".

Humildad ante el pecado

"El hoy de nuestra historia eclesial nos exige situarnos con profunda humildad, reconocer la fragilidad, el pecado que ha salpicado las estructuras de nuestra Iglesia", añadió Franco, quien pidió "desvelar lo que está en la raíz de esta crisis eclesial". ¿Y qué es? "Nos hemos acostumbrado a convivir en medio de relaciones rígidas y autoritarias, estilos clericales y fundamentalismos excluyentes, afectos invasivos y aislamientos dolorosos. Hay que purificar las relaciones".

Liliana Franco
Liliana Franco ITVR

"El hoy de nuestra Iglesia nos exige ejercitarnos en la profecía de lo comunitario, caminar con consciencia de que somos pueblo de Dios y con osadía situarnos humildemente, desenmascarando las marañas del poder que deshumanizan.  Se trata de volver a lo original del Evangelio y optar por el amor que dignifica", recalcó.

"La vida de fraternidad puede ser difícil, pero es en este hoy de la historia, en medio de una sociedad polarizada, de xenofobias y racismos, el testimonio, por lo menos el testimonio más creíble", insistió, destacando cómo "la profecía que devuelve la esperanza es la profecía de lo común" y "el gran anuncio, es que, siendo tan distintos, podemos vivir como hermanos". 

La ternura y el 'Nosotros' eclesial

Otra palabra clave: ternura. "Sólo la ternura tiene fuerza para enmendar errores, para dejar caer aquello que desgasta energía y quita gozo, para comprender y ponerse desde las entrañas en el lugar del otro", poniendo la mirada en Jesús, y en los otros en una "utopía de la fraternidad".

"Se trata de hacer posible el nosotros eclesial, de trascender singularidades, para vivirse en el don de la pluralidad, es ahí donde acontece el sentido de Iglesia, el sensus Ecclesiae.  Y esa conversión, que requiere trascender individualismos, debemos hacerla todos, porque todos podemos caer en la tentación de la suficiencia que limita para salir, para ir más allá y disponerse en condición de discípulos al encuentro", propuso Liliana, incidiendo en que "el rostro de la Iglesia es plural, un poblado variopinto, repleto de diversidad" en la que, diversos, todos puedan ser uno.

Liliana Franco
Liliana Franco

Mística, misión y profecía

"La Vida Religiosa es mística, misión y profecía", y "construir juntos en la vivencia de una auténtica espiritualidad y conscientes de la identidad de sujetos eclesiales y de que, por el bautismo y el sacerdocio común, todos tenemos una misma dignidad, y estamos  llamados a contribuir a la configuración de una Iglesia más sinodal, en la que será de manera especial, necesaria y significativa la presencia y la misión de las mujeres, los laicos, los pobres y todos los sujetos emergentes excluidos históricamente", recalcó Liliana Franco.

"Los desafíos están para ser superados. Debemos ser realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega esperanzada. No nos dejemos robar la esperanza misionera”

"Los desafíos están para ser superados. Debemos ser realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega esperanzada. No nos dejemos robar la esperanza misionera”.

En su conclusión, la religiosa mostró a la Iglesia como los discípulos de Emaús", atravesando la noche". "Hoy somos más frágiles, más pequeños, estamos más heridos y limitados, tenemos menos trincheras y seguridades y, por tanto, somos más aptos para posar el corazón en lo fundamental y para que con humilde osadía, podamos recrearnos en el Espíritu de Dios, capaz de hacer nuevas todas las cosas", asumió, esperanzada. "Lo que está en juego es la necesaria reforma, esa que surge del accionar de Dios en las entrañas de la historia".

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