El cardenal de Tegucigalpa se arranca con un 'tango' para pedir "audacia y fervor" a los religiosos Maradiaga advierte de la "autosecularización" de la vida religiosa

El cardenal Maradiaga
El cardenal Maradiaga

El coordinador del C6 pone el broche al simposio por los 75 años de la revista 'Vida Religiosa'

"La ideología fue una amenaza letal a la santidad de la vida religiosa"

Mathew Vattamattan, Superior de los claretianos: “La vida religiosa se tiene que renovar para responder a lo que nos pide nuestro tiempo”

“Una comunidad sin comunión, se reduce a un grupo donde se yuxtaponen las personas, pero aislándose”. El cardenal de Tegucigalpa y coordinador del C6, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, puso el broche al simposio por los 75 años de la revista Vida Religiosa con una reflexión sobre los retos de la vida religiosa, en la que advirtió de la “autosecularización” entre los consagrados.

Una vibrante conferencia, que arrancó con un tango, que el purpurado compuso después de leer 'Gaudete y et Exultate', durante las doce horas de vuelo entre Tegucigalpa y Roma. “El nos quiere santos, con audacia y fervor”, cantó. “La música es clave para llevar la alegría del Evangelio. Ojalá Gaudete et Exultate no se quede en letra muerta”, proclamó.

El superior de los claretianos

“Dios es amor, Dios es comunidad”, recalcó Maradiaga, quien insistió en que “la comunión sin comunidad es una forma narcisista de vivir la vida, una contradicción, una forma de individualismo, de 'selfismo'”.

El salesiano apuntó al necesario papel de los laicos, “incluso en puestos de responsabilidad” en las congregaciones, así como a la multiculturalidad de las comunidades “en una sociedad cada vez más plural”, frente a “la tentación de la xenofobia” que se siente, con fuerza, también, en algunas comunidades.

No me vayan a mandar la carta de los 4 dubia, diciendo que soy hereje”, bromeó Maradiaga, cuando habló de una vida comunitaria de gran calidad. “Nos ayuda a estar disponibles a las exigencias de la obediencia”, subrayó.

Con todo, añadió, la respuesta “está en la santidad”, como el tango, “que no está para bailarlo, sino para vivirlo”. Teniendo en cuenta la “memoria fecunda”, para “vivir con pasión el presente, y mirar con el corazón hacia el futuro”.

Anemia vocacional

En esa mirada, hay que lamentar la “anemia vocacional” de los que “se lanzaron unidireccionalmente a la tarea de adaptarse al mundo, pero a veces renunciando a la esencia misma del Evangelio”. Por ello, alertó del “vacío generacional”, que tiene muchas causas, “y la más peligrosa es la autosecularización”.

El padre Ángel, con el cardenal Maradiaga

Buena parte de la reflexión de Maradiaga giró en torno al diálogo entre el Papa y Fernando Prado, publicado por Publicaciones Claretianas. Y el diagnóstico de Bergoglio sobre la renovación de la vida religiosa desde el Concilio. Un diagnóstico “lento, fecundo y desordenado”, donde hubo “muchas resistencias” y un gran enemigo. “La ideología fue una amenaza letal a la santidad de la vida religiosa".

“En una sociedad donde prevalece el individualismo, el egoísmo, en familias donde se extiende la soledad, es natural que el religioso y la religiosa sienta la comunidad como una necesidad fundamental”, trazó Maradiaga, invocando a “cambiar el estilo y la organización de la vida en comunidad”, desde la sinodalidad real.

De cara al presente y el futuro, el purpurado animó a la renovación desde la propia identidad. “El GPS, el navegador, es fundamental. Dice el Papa que todo hay que revisarlo a la luz del discernimiento, por eso vital saber hacia dónde queremos llegar”. "El futuro ya está aquí, pero tenemos que verlo", señaló, apuntando a una pastoral vocacional que no sea proselitista, saber encontrar a los jóvenes.

Renovarse para responder a nuestro tiempo

Antes del purpurado, habló Mathew Vattamattan, Superior de los claretianos, quien subrayó que “la vida religiosa se tiene que renovar para responder a lo que nos pide nuestro tiempo”. En su opinión, “es importante mirar lo espiritual, factores internos y externos”.

Así, pidió “coherencia y sensibilidad”, y proclamó que “hoy el mundo necesita recuperar la imagen de Dios en cada persona humana, y tratarla con temor y temblor, con dignidad y respeto, en lugar de abusar de ella”. “Caminamos juntos”, subrayó, señalando la propuesta de Vida Religiosa que, 75 años después, continúa estando plenamente vigente.

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