El convento ha demandado al obispo y reclama una indemnización de un millón de dólares El obispo de Fort Worth sugiere que las monjas se drogan: crece la disputa entre la diócesis y las carmelitas descalzas

Michael Olson, obispo de Forth Worth
Michael Olson, obispo de Forth Worth

Nueva vuelta de tuerca en la agria disputa que mantienen la Diócesis de Fort Worth y el Monasterio de la Santísima Trinidad, en Arlington, Texas, tras la expulsión decretada por el obispo (al parecer con el visto bueno de la Santa Sede) de la superiora después de que una investigación revelase que la carmelita descalza había mantenido relaciones sexuales con un sacerdote

Ahora, tras la demanda civil interpuesta por la religiosa contra la diócesis y su pastor por la incautación de varios dispositivos electrónicos, entre ellos su teléfono móvil, el obispo Michael Olson ha puesto en manos de la policía (que ya se encuentra investigando la denuncia de la Madre Teresa Gerlach) unas fotografías como soporte a las “serias preocupaciones” de la diócesis estadounidense de que en el monasterio se estén consumiendo drogas

Nueva vuelta de tuerca en la agria disputa que mantienen la Diócesis de Fort Worth y el Monasterio de la Santísima Trinidad, en Arlington, Texas, tras la expulsión decretada por el obispo (al parecer con el visto bueno de la Santa Sede) de la superiora después de que una investigación revelase que la carmelita descalza había mantenido relaciones sexuales con un sacerdote.

Ahora, tras la demanda civil interpuesta por la religiosa contra la diócesis y su pastor por la incautación de varios dispositivos electrónicos, entre ellos su teléfono móvil, el obispo Michael Olson ha puesto en manos de la policía (que ya se encuentra investigando la denuncia de la Madre Teresa Gerlach) unas fotografías como soporte a las “serias preocupaciones” de la diócesis estadounidense de que en el monasterio se estén consumiendo drogas, para lo que adjunta varias fotografías en la que se ven numerosos frascos de pastillas y productos elaborados con marihuana.

Una de las fotos difundidas por la diócesis con los botes de pastillas
Una de las fotos difundidas por la diócesis con los botes de pastillas

“La Diócesis indicó que está en comunicación con el Departamento de Policía de Arlington con respecto a las serias preocupaciones que tiene sobre el uso de marihuana y comestibles en el monasterio, junto con otros problemas que la Diócesis abordará en otro momento y en un foro apropiado”, según recoge la prensa estadounidense, que asiste atónita a lo que califica como “la disputa cada vez más polémica e inusual que se desarrolla públicamente entre la reverenda madre Teresa Gerlach y el obispo de Fort Worth, Michael Olson”.

Espectáculo poco edificante

La investigación policial, a dos bandas, se encuentra en su fase preliminar y promete seguir ahondando en un espectáculo poco edificante en el que se dirime no sólo la realidad de los hechos (la religiosa habría confesado esas relaciones sexuales, pero luego aseguró que lo hizo mediante coacciones), sino la forma en la que la propia diócesis llevó a cabo la investigación.

Madre Teresa Agnes Gerlach, la superiora del convento
Madre Teresa Agnes Gerlach, la superiora del convento MB

En este sentido, el abogado de la religiosa sostiene en la demanda civil interpuesta, en la que reclama un millón de dólares a la diócesis, ”que Olson violó los derechos civiles y canónicos de la reverenda madre al decirle dónde podía sentarse y comer, y no se le permitió estar en su habitación privada a pesar de que necesitaba atención médica constante”, pues estaba recién operada, necesita tomar analgésicos y se ve obligada a dsplazarse en siila de ruedas.

La población de Arlington parece haberse puesto de parte de las carmelitas, y se han trasladado hasta las puertas del cenobio para depositar flores a la entrada, dado que se les ha vetado su ingreso por orden del obispo, que ha prohibido incluso las celebraciones religiosas. De hecho, el pasado domingo un sacerdote de la diócesis fue al convento para la misa dominical acompañado de un guardaespaldas, pero el cura tuvo que dar media vuelta al impedirle las monjas que entrase en el monasterio su acompañante.

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