El rector mayor hace balance de la crisis mundial en su congregación El lamento de Artime: "Han muerto más de 80 salesianos durante esta pandemia"

Ángel Fernández Artime
Ángel Fernández Artime

"Desde el principio lanzamos una campaña salesiana mundial para ayudar a los más afectados: pudimos llegar a más de 63 naciones enviando ayudas económicas ofrecidas por tantas personas buenas y generosas que están a nuestro lado todos los días, a veces incluso sin darse cuenta"

"No todos los esfuerzos realizados han tenido éxito. Basta mirar esta segunda ola que ha llegado a casi todos los países, donde el virus ha golpeado aún más fuerte"

"Hemos perdido al menos ochenta hermanos. Al principio se pensó que la pandemia solo afectaba a los ancianos, pero pronto nos dimos cuenta de que Covid afecta a todos. Y, lamentablemente, creo que estas muertes aún no han terminado". El rector mayor de los salesianos, Ángel Fernández Artime, hace balance en Sir de los efectos de la pandemia en su congregación, y en todo el mundo.

“Hubo una falta de acción preventiva. Pero, ¿quién hubiera pensado en una tragedia de este tamaño?", se pregunta el religioso, quien admite que la enfermedad "era desconocida". "Poco a poco, aprendimos a conocerlo y a prevenirlo un poco. Pero no todos los esfuerzos realizados han tenido éxito. Basta mirar esta segunda ola que ha llegado a casi todos los países, donde el virus ha golpeado aún más fuerte".

Los salesianos, presentes en 134 países del mundo, "hemos tratado de dar una respuesta acorde a los contextos específicos de cada lugar y continente", señala el rector mayor. La congregación puso por delante el cuidado de niños y jóvenes, con "indicaciones pedagógico-educativas y didácticas", porque "cuando los niños comprenden, suelen estar más atentos que los adultos".

"Desde el principio lanzamos una campaña salesiana mundial para ayudar a los más afectados: pudimos llegar a más de 63 naciones enviando ayudas económicas ofrecidas por tantas personas buenas y generosas que están a nuestro lado todos los días, a veces incluso sin darse cuenta", explica.

"No nos encerramos en nuestras casas sino que formamos, con la ayuda de jóvenes voluntarios, grupos de ayuda y de intercambio. Creo que puedo decir que esto ha sucedido en todo el mundo salesiano", reivindica Artime, quien señala "el heroísmo de muchos de nuestros jóvenes que, en las grandes ciudades, han repartido ayudas en las calles a los sin techo ya personas de todo tipo, a las familias más pobres".

El mayor dolor, junto al fallecimiento de los religiosos, es "el de tantas muertes en tantas familias, de tantos niños que han perdido a sus padres sin poder saludarlos con dignidad; de muchos hermanos y hermanas en nuestras comunidades religiosas y de muchos sacerdotes en las diócesis. Esta es y ha sido la realidad. Intentamos vivirlo con fe y esperanza".

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