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Los obispos catalanes felicitan la Navidad con vídeos marcados por la esperanza, la denuncia social y una puesta en escena simbólica

Los prelados catalanes utilizan el formato audiovisual para llevar el mensaje de Navidad a los hogares de los fieles

Obispos catalanes, en Navidad | Agencia Flama

Siete de los diez obispos con diócesis en Cataluña han felicitado esta Navidad a sus fieles con mensajes en vídeo difundidos entre el 21 y el 24 de diciembre. A pesar de la diversidad de voces, espacios y estilos —algunos sentados, la mayoría de pie—, los mensajes comparten un hilo conductor claro: la esperanza cristiana en un mundo herido, la centralidad del nacimiento de Jesús y la llamada a no olvidar a los más vulnerables. La puesta en escena, tal como se puede apreciar en la fotografía adjunta, refuerza este mensaje con una presencia destacada del belén, las figuras del nacimiento y espacios catedralicios o capillas cargados de simbolismo.

El arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, felicita la Navidad con un tono pausado y cercano, sentado ante un belén sobrio —solo el nacimiento, rodeado por una tela roja—. Partiendo del dicho popular “Por Navidad, cada oveja a su corral”, alerta de que hoy hay muchas “ovejas sin corral”: personas sin hogar, familias que no pueden volver a casa o que la han perdido. Omella denuncia el riesgo de reducir la Navidad al consumo y recuerda que en quienes no pueden disfrutar de una comida digna “veremos el rostro de Jesucristo”. Su mensaje conecta con el de otros obispos en la invitación a añadir “un regalo más”: la amabilidad, la ternura y la atención a los excluidos.

El cardenal Omella

Desde Tarragona, el arzobispo Joan Planellas habla de pie, en la capilla de San Pablo, con un mensaje más institucional pero igualmente esperanzador. Enmarca la Navidad en el contexto del Año Jubilar, que define como un tiempo para ser “peregrinos de esperanza”, y anima a continuar este camino porque Jesucristo es “la clave de nuestros males”. Su mensaje se entrelaza con el de otros prelados al situar la esperanza no como una idea abstracta, sino como una fuerza que impulsa a la Iglesia a caminar y celebrar unida, como simboliza la convocatoria para clausurar el Año Jubilar en la catedral de Tarragona el 28 de diciembre.

El obispo de Urgell, Josep-Lluís Serrano, felicita la Navidad el día 24 desde un espacio muy concreto: la puerta del Mediodía del claustro de la catedral de Santa María de Urgell. De pie, con dos cámaras —una frontal y otra lateral—, el vídeo permite ver a su lado tres figuras a tamaño real de Jesús, María y el Niño, que el obispo mira a menudo mientras habla. Dirigiéndose a los “pirenaicos y pirenaicas”, define la Navidad como “esperanza y futuro” y hace una llamada a creer en la tierra y en el diálogo: “Seamos mediodía para las oscuridades que nos rodean”. Su discurso enlaza con otros mensajes al presentar la Navidad como paz, silencio y capacidad de entendimiento.

Planellas, en la capilla dedicada a San Pablo

También la esperanza es el eje central del mensaje del obispo de Girona, fray Octavi Vilà, que habla de pie desde el obispado, con tres figuras del nacimiento colocadas sobre un mueble. A las puertas de concluir el Año Jubilar, reconoce que no faltan motivos para la desesperanza, pero insiste en que la tarea de los cristianos es “sembrar esperanza donde más cuesta”. Como Omella y Serrano, contrapone la luz verdadera de la Navidad a las luces superficiales, y recuerda —citando al papa Francisco— que el camino hacia la paz pasa por afrontar las causas de la injusticia. Jesús es presentado como una “pobre y humilde semilla de esperanza” que invita a vivir con humildad y misericordia.

El obispo de Lleida, Daniel Palau, en su primera Navidad como obispo, adopta un tono muy personal. De pie, con figuras a su lado y con el retablo mayor de la Seu Vella —dedicado a Santa María— al fondo, reconoce la intensidad de los encuentros familiares y también las ausencias, en un mundo “demasiado convulso” por la violencia. Su mensaje se suma al de los demás al presentar al Niño Jesús como alguien que quiere entrar en la vida cotidiana para “tratar nuestros miedos y miserias” y abrir un horizonte de paz, alegría y esperanza.

Omella recuerda que en quienes no pueden disfrutar de una comida digna “veremos el rostro de Jesucristo”

Desde Tortosa, el obispo Sergi Gordo felicita la Navidad el 21 de diciembre, de pie en las instalaciones del obispado y con figuras del belén, incluidos el buey y la mula. Recuerda una experiencia de infancia montando el belén, de la que extrae una idea que conecta con la denuncia social de Omella: Jesús nace “en los detalles que nadie aplaude” y hoy nos mira “a través de los niños que no tienen hogar”. Para Gordo, la Navidad no comienza con las luces, sino cuando el corazón hace sitio a quien nadie espera.

Josep-Lluís Serrano, obispo de Urgell i copríncipe de Andorra

Finalmente, el obispo de Terrassa, Salvador Cristau, ofrece una reflexión más comunicativa y crítica con la lógica mediática. De pie, con una capilla dedicada a la Virgen de Montserrat detrás, afirma que estamos acostumbrados a las malas noticias porque “son las que se venden mejor”. En este contexto, reivindica la Navidad como la mejor de las noticias: que Dios ama al mundo. Ante un mundo de odios y una sociedad marcada, según datos de la OMS, por la depresión, Cristau alerta de las “felicidades ficticias” e invita a no dejarse engañar, sino a acoger la salvación que ofrece Dios.

En conjunto, los vídeos muestran una Iglesia que, con escenografías sencillas pero cargadas de símbolos —belenes, figuras del nacimiento, catedrales y capillas—, pone el foco en el mismo núcleo: una Navidad que no es solo celebración externa, sino una llamada a la esperanza activa, a la misericordia y a mirar el mundo, especialmente a los más frágiles, con los ojos del belén.

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