Para orar desde la vida pastoral El pastor de la felicidad y de la alegría, muy "bueno".

El pastor de la felicidad y  de la alegría, muy "bueno".
El pastor de la felicidad y de la alegría, muy "bueno". Jose Moreno Losada

Me alegra compartir con vosotros esta sencilla reflexión de mi compañero Leonardo Terrazas. Ya he comentado alguna vez cómo esta viviendo un momento serio de enfermedad de un modo sencillo y ejemplar para todos los que compartimos con él el estudio del evangelio. Las dificultades de su proceso de enfermedad no le quitan el ánimo y el deseo de aportar desde su ministerio a la comunidad cristiana y diocesana. Hoy nos ayuda a orar desde el evangelio del Domingo del buen pastor.

Reflexión de mi compañero Leonardo sobre el evangelio dominical pascual:

Domingo del Buen Pastor

No queremos ser tratados como ovejas de un rebaño. No necesitamos a nadie que gobierne y controle nuestra vida. Queremos ser respetados. No necesitamos de ningún pastor.
Los cristianos vivimos con frecuencia una vida bastante pobre con Jesús. No creemos que él cuida de nosotros. Se nos olvida que podemos acudir a él, cuando nos sentimos y desorientados.
Lo esencial del cristianismo no es una doctrina, unos ritos o unas normas morales, sino una persona: Jesucristo, hoy presentado como el Buen Pastor.
El Pastor bueno se preocupa de sus ovejas. No las abandona nunca. No las olvida. Vive pendiente de ellas. Atento a las más débiles o enfermas. El Pastor bueno da la vida por sus ovejas. Ama a los demás más que así mismo. El Señor es mi pastor nada me falta.

Hoy es el día de la oración por las vocaciones y de las vocaciones nativas. La vocación es esencialmente la llamada a ser feliz, a hacerse cargo de la propia vida, a realizarla plenamente y a no desperdiciada. Este es el primer deseo que Dios tiene para cada hombre y cada mujer, para cada uno de nosotros: que nuestra vida no se apague, que no se desperdicie, que brille al máximo. Somos felices sobre todo cuando amamos y somos amados. Esto es lo que quiere Dios para cada uno de nosotros, compartir su amor con nosotros.
Para ser feliz es muy importante no equivocarse con nuestra opción de vida. Hay que ir a nuestro corazón, ver nuestros deseos, que deseamos ser. Discernir: escucharnos y escuchar lo que Dios quiere para nuestra vida. El Señor está con nosotros y quiere que seamos felices.
Jesucristo es la piedra fundamental del mundo porque todo se apoya y sostiene en El.
Nosotros vivimos centrados en lo que hacemos, no en nuestra relación con El. La alegría no parece brillar en nuestra alma. Jesús se preocupa por ti, le importas: conoce tus contradicciones y tus sufrimientos, también conoce tus valores. Su amor nos permite vivir en calma. No nos abandona en los momentos de tristeza, afloja las angustias u sosiego el alma.
Jesucristo es lo esencial, lo único necesario, la piedra angular que todo sostiene. Contémplalo aparecido y resucitado en medio de la Iglesia. Deja que ocupe tu corazón por entero. En el silencio, tú y El, Déjate acariciar por su abrazo de Pastor. Te conoce. Sabe de tus dudas, tus aciertos. Si, Nada temo porque tú estás conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan y quiere que seamos felices. 

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