Una treintena de prelados acompaña al nuevo obispo de Menorca en su consagración episcopal Cañizares pide a Conesa "reunir a los hijos de Dios dispersos, traer la libertad a los oprimidos y evangelizar a los pobres"

(Jesús Bastante).- "Hoy recibís un pastor que viene con todo el amor de Dios. Acompañadle en la tarea de la nueva evangelización". El cardenal de Valencia, Antonio Cañizares, presentó a Francisco Simón Conesa, que ya es obispo de Menorca. En una multitudinaria ceremonia celebrada este mediodía en la catedral, el hasta ahora rector de Santa María de Elche entró minutos antes de la celebración en procesión a su nuevo templo, donde fue recibido por el administrador apostólico, Gerard Villalonga, quien le entregó a besar la cruz.

La ceremonia, oficiada en castellano y catalán, fue presidida por el cardenal Cañizares, acompañado por el cardenal Blázquez y Jesús Murgui, obispo de Orihuela-Alicante, donde el nuevo prelado ejerció durante años. Junto a ellos, una treintena del obispos, y representantes de las iglesias evangélica y anglicana.

De nuevo, el nuncio Fratini estuvo ausente en una consagración episcopal, algo que ya ha dejado de ser una sorpresa. En su lugar, habló un representante de la Nunciatura, quien dio la bienvenida al nuevo obispo en nombre del Papa Francisco, quien le pidió construir una Iglesia abierta para todos y misericordiosa.

Durante la celebración, el cardenal Cañizares, metropolitano de las diócesis de las Islas Baleares, pronunció la homilía y cedió la cátedra en el presbiterio de la Catedral al nuevo obispo.

La diócesis de Menorca estaba vacante por el traslado del valenciano monseñor Salvador Giménez a la diócesis de Lleida y desde septiembre de 2015 está al frente de la diócesis menorquina, como administrador diocesano, el sacerdote Gerard Villalonga.

En su homilía, el cardenal Cañizares destacó cómo "Dios sigue dando a su iglesia hijos con infinito amor" y pidió al nuevo obispo "reunir a los hijos de Dios dispersos, traer la libertad a los oprimidos y evangelizar a los pobres".

"Hoy, ante el desplome del cristianismo y la fe en Occidente, y la inmensa masa de hombres que no le conocen, reclama, porque no hay mayor pobreza que nos entreguemos por completo al servicio del anuncio misionero del Evangelio, para que los hombres acepten el evangelio y crean".

"Sólo dedicados al anuncio del Evangelio es como seremos verdaderamente servidores de la esperanza y el amor misericordioso divino", clamó Cañizares, quien señaló a Conesa que "lo que nos identifica como sucesores de los apóstoles es proclamar que no podemos excluir a Cristo de la historia de los hombres".

"Al obispo se le pide a Cristo, y de nosotros los fieles tienen derecho a esperarlo mediante el anuncio de la Palabra y con los sacramentos, y la tarea de gobierno, que no es un poder ni un prestigio, sino sobre todo servir, amar, llevar misericordia y obrar la caridad", recordó el purpurado, quien reconoció que "el número de los que abandona la Iglesia aumenta".

"Es la hora de la misión, del anuncio de Cristo, de la proclamación de la fe en él, y que recibimos de la Iglesia. Es la hora del anuncio de la esperanza que no defrauda", señaló. "Nuestro tiempo no puede ser tiempo para la simple conservación y mantenimiento. Es a todas luces insuficiente una pastoral de la sola conservación. El obispo es un obispo misionero, evangelizador, y por eso servidor y testigo del Evangelio del amor y la misericordia".

"Es preciso que los obispos desarrollemos una pastoral más evangelizadora, más misionera, más ágil. De eso se trata: de que el mundo se acerque al Evangelio, a Jesucristo, crea en él", indicó el celebrante, quien pidió que "esta Iglesia nuestra adquiera el vigor de una Iglesia en salida, entusiasta, llena de ardor, vida y alegría, joven, que se sienta llamada.... especialmente a los más pobres, los que sufren y esperan".

"Una Iglesia espiritualmente joven, ilusionada, que no se resigna a ser una Iglesia en retirada, sino que quiere ser servidora de la difusión del Evangelio en nuestra propia tierra", concluyó Cañizares, antes de preguntar al nuevo obispo si se comprometía a trabajar por la evangelización.


El nuevo obispo de Menorca


Francisco Simón Conesa Ferrer nació en Elche el 25 de agosto de 1961. Cursó estudios eclesiásticos en el seminario diocesano y fue ordenado sacerdote el 29 de septiembre de 1985. Es doctor en Teología (1994) y en Filosofía (1995) por la Universidad de Navarra.

Su ministerio sacerdotal lo ha desarrollado en la diócesis de Orihuela-Alicante, donde ha desempeñado los siguientes cargos: vicario parroquial de la parroquia ilicitana de Nuestra Señora del Carmen (1985-1987), de la Inmaculada de San Vicente del Raspeig (1994-1996) y de Nuestra Señora de Gracia de Alicante (1997). Desde 1998 al 2014 fue el vicario general de la diócesis.

En la actualidad es profesor del seminario diocesano, donde imparte Filosofía del Lenguaje y Teología Fundamental, desde 1992; profesor asociado de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, desde 1994; canónigo magistral de la Catedral de Orihuela, desde 2001; y rector de la Basílica de Santa María de Elche, desde 2014. Fue nombrado prelado de honor de su Santidad en el año 2012.

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