El Congreso Católicos y Vida Pública concluye denunciando el "adoctrinamiento ideológico de género" Los propagandistas advierten al futuro Gobierno: "Quienes debemos garantizar y defender la libertad de enseñanza somos los ciudadanos"

Clausura del Congreso Católicos y Vida Pública
Clausura del Congreso Católicos y Vida Pública

"El derecho a la educación no conlleva, en ningún caso, que la Administración sea quien deba prestar directamente todo el servicio educativo"

"La libertad de enseñanza o de educación, conforme a su reconocimiento explícito en el artículo 27 de la Constitución, engloba un conjunto de libertades: la libertad de creación de centros, la libertad de elección de tipo o modelo de educación, la libertad de elección de formación religiosa y moral de los hijos de acuerdo con las convicciones de los padres y la libertad de cátedra"

"El ideario del centro educativo es el elemento nuclear de la libertad de enseñanza, no reducido solo a las opciones de formación religiosa y moral, sino también a las opciones pedagógicas y organizativas"

"El Estado no es, en la España actual, el titular del derecho a la educación, sino su garante, pero existe el peligro de que, como en tantos otros ámbitos, el Estado quiera extender su esfera de actuación"

Ya es innegable: los propagandistas arrancan una nueva etapa. La conclusión del XXI Congreso Católicos y Vida Pública lo dejó bien a las claras, con la aprobación de un manifiesto netamente político, y que será entregado a todas las fuerzas políticas. Con una tesis clara, que las recientes manifestaciones de la ministra de Educación en funciones, Isabel Celáa, han devuelto a la actualidad: "Quienes debemos garantizar y defender la libertad de enseñanza somos los ciudadanos".

El manifiesto, leído en la conclusión del evento, también denuncia "el adoctrinamiento ideológico de género" en las aulas españoles, y es crítico con el actual sistema de conciertos, apostando por el cheque escolar, sin prejuicios. 

"La familia, los padres, tienen el derecho original, primario e inalienable a la educación de los hijos y, por lo tanto, el Estado y los centros son subsidiarios de la familia"

, constata el manifiesto. Y no al revés, sostienen los propagandistas. Es más: "el Estado no es, en la España actual, el titular del derecho a la educación, sino su garante, pero existe el peligro de que, como en tantos otros ámbitos, el Estado quiera extender su esfera de actuación".

Libertad de elección de centro y de formación religiosa

Ante ello, "se impone la necesidad de la emergencia de la familia, fuerte, unida y formada con adultos, que sean testigos de vida y esperanza y que ofrezcan luz y criterio a los niños, jóvenes y adolescentes. Urge la necesidad de formar comunidades y familias que se ayuden y se unan para dar criterio también a familias en crisis, que necesitan ayuda".

"El derecho a la educación no conlleva, en ningún caso, que la Administración sea quien deba prestar directamente todo el servicio educativo", añade el documento, que insiste en que "la libertad de enseñanza o de educación, conforme a su reconocimiento explícito en el artículo 27 de la Constitución, engloba un conjunto de libertades: la libertad de creación de centros, la libertad de elección de tipo o modelo de educación, la libertad de elección de formación religiosa y moral de los hijos de acuerdo con las convicciones de los padres y la libertad de cátedra".

Llevar las conclusiones a la sociedad

Tras tres intensos y productivos de días de debate y reflexión sobre la libertad de educación, el 21 Congreso Católicos y Vida Pública ha llegado a su fin con la celebración de una eucaristía oficiada por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y posteriormente, del acto de clausura y la lectura de su Manifiesto, que recoge las conclusiones de las ponencias y grupos de trabajos que han tenido lugar a lo largo del fin de semana.

Por su parte, el presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Alfonso Bullón de Mendoza, ha clausurado el Congreso junto con su director, Rafael Sánchez Saus, ha reafirmado la importancia de este encuentro que “termina hoy, pero sus frutos continúan, ahora, con un manifiesto que ha de llegar al Ministerio, a los políticos, a los colegios, a las entidades educativas, a las comunidades religiosas y a los medios de comunicación”.

El arte de educar en libertad

La conferencia de clausura ha corrido a cargo del profesor de literatura y ensayista italiano, Franco Nembrini, en la que ha explicado que “necesitamos un gran acto de valor para saber el verdadero significado de la educación”. En este sentido, Nembrini ha catalogado a la educación de “sentimiento de vida, de amor a la vida”, y ha subrayado que “la educación católica no debe ser triste”. Para conseguirlo, el ensayista ha tildado de necesaria “la búsqueda por parte de los jóvenes de ver a su padre y a su madre felices y morir de envidia por ello”.

Manifiesto el XXI Congreso Católicos y Vida Pública by Religión Digital on Scribd

Volver arriba