Los peregrinos fueron expulsados del 'Kilómetro 0' pero monseñor Camino asegura que no les van a "aguar la fiesta" Los anti-Papa agreden a los católicos del JMJ en la Puerta del Sol y la Policía no actúa

La Puerta del Sol se convirtió este 17 de agosto de 2011 en una mezcla de circo, ring de boxeo e improvisado templo. La marcha anti-Papa, convocada para protestar contra la JMJ, se enfrentó a los peregrinos que estaban en la plaza madrileña y terminó agrediendo físicamente a al menos una veintena de ellos.

Los manifestantes 'laicos', entre los que había muchos indignados, arrancaron festivos pero llegaron al 'Kilómetro 0' con ganas de gresca y al ver a los fieles católicos que llenaban el lugar y bloqueaban en varios lugares su paso, convirtieron su protesta en una batalla.

Los peregrinos, que en unos casos respondieron a las inprecaciones y en otros respondieron adoptando actitudes piadosas, terminaron dejando el lugar tras ser insultados, pateados y arrollados, ante la pasividad policial.Todo esto ocurría sobre las ocho d ela tarde.

Como detallan Fernando Lázaro, S. López-Urrutia y P. Delgado Labrandero en 'El Mundo', los agentes antidisturbios no intervinieron para desalojar la plaza hasta mucho tiempo después.

Durante más de dos horas los policías se limitaron a intentar interponerse -sin éxito- entre manifestantes y peregrinos y a aconsejar a los participantes en la JMJ, muchos de ellos menores de edad, que abandonaran el lugar.

Casi todos lo hicieron, pero las estaciones de Metro y de Cercanías seguían abiertas y cientos de personas que desconocían lo que estaba ocurriendo seguían acudiendo a Sol.

En ese escenario, los manifestantes insultaron de forma insistente a todo peregrino que veían, a los que era fácil identificar por su atuendo y sus mochilas.

Explica El Mundo que algunos peregrinos, sin duda asustados por el violento tono de los anti-Papa, entraron en las tiendas de ropa que rodean Sol para comprar cualquier prenda con la que poder cambiarse y disimular su condición de fieles del JMJ.

Casi tres horas después de que comenzaran los incidentes, alrededor de la medianoche, la Policía cargó finalmente contra los indignados y desalojó la Puerta del Sol.

En los altercados, se produjeros seis detenciones, después de que varios de los 'indignados' comenzarán a arrojar botellas contra los agentes.

COMIENZO FESTIVO

La marcha laica -en la que participaron 8.000 personas según Delegación del Gobierno y 4.000 según la Policía Municipal- había comenzado de forma festiva.

Respaldada por más de un centenar de organizaciones -entre ellas IU- y con estrechos lazos con el Movimiento 15-M, muchos de cuyos miembros acudieron a la protesta, arrancó en Tirso de Molina y tenía que haber cruzado la Puerta del Sol, para retornar al lugar de partida, pero al encontrarse en el 'Kilómetro 0' con los peregrinos, bastantes optaron por quedarse y enzarzarse con los fieles católicos en un desagradable toma y daca de imprecaciones e insultos.

Gritos de «pederastas», «asesinos» e «ignorantes» se mezclaban con consignas como «la juventud del Papa también se la machaca» o «vuestro Papa es un nazi».

CARGAS POLICIALES Y BOTELLAZOS

La mayoría de los peregrinos respondió gritando el nombre de Benedicto XVI a pleno pulmón, aunque hubo algunos que se enfrentaron a los indignados y les devolvieron los insultos.

Sobre las 10 de la noche, un reducido grupo de peregrinos que se había quedado en la plaza se vio totalmente rodeado y fue pateado y expulsado a la fuerza por los manifestantes.

Éstos celebraron su victoria y 'tomaron posesión' de la Puerta del Sol, enseñoreándose orgullosos del lugar sin oposición o presencia de la Policía.

Fue más tarde, viendo que continuaban las agresiones y que la protesta adquiría tintes cercanos al 'botellón', cuando los antidisturbios optaron por cargar.

La Policía no tardó en controlar la plaza y en cerrar la estación de Metro de Sol. El balance de los disturbios: 11 heridos, tres de ellos policías, y siete detenidos.

UNA DECISIÓN INSENSATA

Los incidentes confirman las tesis del Ayuntamiento de Madrid, que la semana pasada se cuestionó públicamente si la Delegación del Gobierno -dependiente del Ministerio del Interior- habría ponderado suficientemente los riesgos que implicaba incluir Sol en la ruta de la marcha anti-Papa.

La Delegación, que quiso mandar la marcha a Lavapiés, accedió finalmente el jueves pasado a incluir en el recorrido los dos puntos que los convocantes tenían como «irrenunciables», Tirso de Molina y Sol.

Los convocantes tenían un interés especial en esta plaza, el principal símbolo del Movimiento 15-M, que la Delegación del Gobierno quiso vetar tras los incidentes ocurridos hace varias semanas, cuando el Ministerio del Interior trató de impedir que los indignados tomaran la plaza cerrándola durante varios días.

MONSEÑOR CAMINO Y SU FIESTA

El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, ha calificado de "lamentables" los sucesos ocurridos anoche en la Puerta del Sol.

En RNE y a primera hora de la mañana de este 18 d eagosto de 2011 ha estado tajante: "No nos van a aguar la fiesta".

"Es una lástima. Hay muchos días en el año para manifestar las propias opiniones; me pregunto si tiene sentido un acto como el de ayer cuando justamente se está celebrando una gran fiesta mundial, en la que centenares de miles de jóvenes quieren celebrar su fe en Jesucristo, su fe en la libertad humana, su fe en la salvación del hombre".

"Hay muchos días para manifestar opiniones contrarias, que por cierto son conocidísimas, desde el mismo día de la Pasión del Señor".

"Y en una democracia y en un país grande como es España se pueden manifestar. A lo que no tienen derecho es a molestar a los demás, a provocar a los demás y a tratar de aguar la fiesta".

Tras insistir en que cualquier persona tiene derecho a estar contra "una fiesta como no hay otra en el mundo" y a manifestar públicamente sus opiniones, agregó que "lo que es menos inteligible es que se pretenda crear violencia donde hay paz, que se pretenda crear agresividad donde hay serenidad y tranquilidad y que se pretenda -y no se consiga, naturalmente- trasladar unos mensajes que son falsos".

Volver arriba