"La simbiosis de la Iglesia con el mundo desmonta secretismos y falsas apoyaturas" Jesús Espeja: "Es decisivo que los nuevos cristianos respiren coraje de futuro"

Personas cruzando un paso de peatones
Personas cruzando un paso de peatones

"Todavía guardo con amor el proyecto pastoral elaborado, desde la escucha de todos los cristianos, por aquel profeta que fue el obispo Alberto Iniesta y un equipo de colaboradores"

La década de los 80 fue muy accidentada en la orientación de la Iglesia. Desde el Vaticano se iniciaba el “segundo periodo” de postconcilio, que supuso un frenazo para la reflexión teológica

"El porvenir está en manos de las nuevas generaciones. Hoy ha cambiado la situación en la sociedad y en la Iglesia. Esas nuevas generaciones no deben hacer, sin más, lo que mal que bien se hizo en tiempos pasados"

Hoy he recibido con alegría un correo de mi amigo y misionero infatigable Martín Valmaseda. Recuerdo con gratitud su sencillez, cercanía y creatividad en aquellos audiovisuales tan sugerentes que empleábamos en las catequesis. Eran los años 80 del siglo pasado. Respirando los aires del Concilio en aquella Iglesia de Vallecas, el Espíritu abría camino de renovación evangélica. Todavía guardo con amor el proyecto pastoral elaborado, desde la escucha de todos los cristianos, por aquel profeta que fue el obispo Alberto Iniesta y un equipo de colaboradores. No traigo nombres porque fueron muchos hombres y mujeres cuya presencia y gratitud llevo muy dentro.

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1. La década de los 80 fue muy accidentada en la orientación de la Iglesia. Desde el Vaticano se iniciaba el “segundo periodo” de postconcilio, que supuso un frenazo para la reflexión teológica y para los nuevos proyectos pastorales. Aunque no era fácil seguir adelante, teníamos claro que para ser ella misma, la Iglesia no puede instalarse en un tiempo concreto “si no quiere convertirse en estatua de sal”. Había que mantener la llama encendida en el Concilio.

En esta línea renovadora, la Conferencia Episcopal publicó documentos con orientaciones muy proféticas que no digerían fácilmente todos los obispos.

El apasionamiento por la renovación hacia una Iglesia evangelizada y evangelizadora en diálogo con el mundo y en la opción por los pobres estuvo en el origen de la Asociación de Teólogos “Juan XXIII”. Ahí nacieron los congresos anuales de Teología, cuyas aportaciones publicó la revista “Misión Abierta”. La línea renovadora sigue todavía. Queda como referencia escrita la valiosa revista “Iglesia Viva”. En la elección de los temas y en su enfoque hay empeño muy laudable de actualizar  las orientaciones vertebrales del Concilio en los nuevos signos de la sociedad.

Inauguración de una de las ediciones del Congreso de Teología 'Juan XXIII"
Inauguración de una de las ediciones del Congreso de Teología 'Juan XXIII"

2. Recientemente Javier Solana, de larga y reconocida trayectoria en política, ha publicado un libro titulado “Testigo en un tiempo incierto”. Sí, en las últimas décadas los cambios han sido rápidos y profundos, han caído muchas certezas y, políticamente, los sistemas clásicos se desencuadernan.

Los cambios también han afectado a posiciones teóricas y mediaciones de la Iglesia. Pero desde la fe cristiana, el Vaticano II y el postconcilio han sido un “kairós”, un tiempo de gracia. La caída de falsas seguridades que de alguna manera sofocaban su juventud  evangélica, de alguna manera actualizan la original experiencia cristiana. La simbiosis de la Iglesia con el mundo desmonta secretismos y falsas apoyaturas. Le exige actualizar su identidad evangélica y dar un paso más en el seguimiento de Jesucristo.

Jesús no se cruzó de brazos

3. Cuando Jesús de Nazaret ya sufría la oposición de la misma oficialidad religiosa judía y cuando sus mismos discípulos no entendían, no se cruzó de brazos, sino que siguió adelante: “He venido a traer fuego a la tierra y quiero que arda”. Quiere que sus seguidores respiren ese mismo anhelo: “¿No sabéis discernir los signos del tiempo?”. Y ellos aceptaron la invitación: durante la noche no hemos pescado nada, pero “en tu nombre de nuevo echaremos las redes”.

Juan XXIII
Juan XXIII

Juan XXII escuchó la llamada del Espíritu y convocó un Concilio cuando la Curia del Vaticano prefería quedar asentada en la seguridad de lo conocido. Ante la dificultad para abrir camino en el mundo moderno, el Concilio se habría malogrado si no es porque Pablo VI decidió en la encíclica Ecclesiam suam, de 1964, abrirse al diálogo. Lo más  significativo de la Conferencia Episcopal, y de la reflexión teológica en la década de los 80, fue apostar por la búsqueda de nuevos caminos para nueva presencia pública de la Iglesia. Las dificultades para lograr ese objetivo han sido buena oportunidad y han exigido madurar en nuestra fe o experiencia cristiana, manteniendo viva la esperanza o confianza en el porvenir.

El porvenir está en manos de las nuevas generaciones. Hoy ha cambiado la situación en la sociedad y en la Iglesia. Esas nuevas generaciones no deben hacer, sin más, lo que mal que bien se hizo en tiempos pasados. Pero ante la complejidad del mundo actual, los cambios en la sociedad y las tensiones en el seno de la misma Iglesia, es decisivo que los nuevos cristianos respiren coraje de futuro. Recordando y actualizando la fe o experiencia de Jesús cuando sufría el fracaso. “No estoy solo porque el Padre está conmigo”.

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