Jesús Espeja Ser cristiano en nuestra sociedad (3.3.19)

Esos mismos  crímenes  que deben ser atajados, recomiendan  una buena dosis  de  humildad  y de comprensión  fruto del amor  a todos,  incluidos los mayores criminales de la historia

El evangelio de este domingo recoge dichos populares que posiblemente empleó el mismo Jesús en distintas ocasiones y que  de algún modo  deben configuran la conducta del cristiano

1. Liberar nuestra mirada de las cegueras.

Una cosa es mirar y otra cosa es ver. Dados los sofisticados  medios de comunicación, continuamente estamos  mirando   anuncios y representaciones . Es tal el bombardeo,  que podernos quedarnos en una especie de “ceguera blanca”: ver hasta hartarnos quedándonos en la  en la superficialidad. Dejamos de ser nosotros mismos  y nos convertimos en marionetas  de quienes pagan  el  funcionamiento de esos sofisticados medios. Hay que superar esta ceguera, no quedarnos en las apariencias. Debemos tratar de ver la realidad tal como es, para desde el Evangelio discernir   los valores   que humanizan y las heridas que  desfiguran a la humanidad. .  Bautismo significa iluminación; y cuando recibimos el bautismo nos entregan una vela encendida símbolo de la fe para iluminar el camino a fin de que podamos no solo mirar sino también ver  la realidad y ayudar a que los otros  también vean.

2. Juzgar al  otro con  amor, comprensión  y humildad.

Lamento y me da mucha pena tantos  casos de pederastia dentro del mismo clero, aunque  por eso no pierdo mi fe en la Iglesia comunidad  de personas en proceso de conversión al Evangelio.  Pero  esos mismos  crímenes  que deben ser atajados, recomiendan  una buena dosis  de  humildad  y de comprensión  fruto del amor  a todos,  incluidos los mayores criminales de la historia. Todos llevamos dentro esa ambigüedad  de “justos y pecadores” al mismo tiempo. Nos ocurre con frecuencia  mirar  y  juzgar  negativamente al otro  como un canalla, olvidando  que  nuestro juicio es farisaico, porque frecuentemente se inspira  en nuestra fiebre posesiva y egocentrista.   

3.Lo  puro y lo impuro  salen del corazón.

Estamos acostumbrados a medir la impureza y la impureza según la preceptiva  religiosa  Era el criterio que funcionaba en los religiosos ortodoxos judíos.  Medían la bondad  o malicia de las personas  según respondieran  o no a las leyes dictadas sobre pureza o impureza. Asi por ejemplo los leprosos, aunque  fueran buenos y honrados,  como eran legalmente  impuros, para que nadie se acercase a ello,  debían ir gritando “¡impuro, impuro!”. Pero  según el evangelio de Jesús la pureza o la impureza, la  bondad o la maldad salen del corazón. Hay en este Evangelio una llamada urgente a cultivar la interioridad. Solo desde  la experiencia de Dios revelado en la conducta histórica de Jesús, se supera la ceguera “blanca” que se queda en la superficialidad, evitaremos los juicios temerarios y daremos fruto ayudando a los demás.

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