Comentario al Evangelio del Tercer Domingo de Pascua Ojea: “Cuando Jesús entra en nuestra realidad es como si tuviéramos miedo que nos quite algo”

Monseñor Ojea
Monseñor Ojea

“Se sentían bien hablando de la resurrección, teniéndolo a Jesús lejos, no dejándolo entrar en sus vidas, en la realidad”

No le tengamos miedo, él no viene a complicarnos, él viene a hacernos la vida mucho más simple, pero mucho más entregada, mucho más comprometida y muchísimo más feliz porque es una vida llena de sentido”

“Dejemos que el Señor camine con nosotros, que el Señor entre en nuestra vida, permitámoselos para ser verdaderamente felices”

El Evangelio de este domingo, recuerda Mons. Oscar Ojea en su reflexión para el tercer el domingo de Pascua, “nos presenta un contraste muy interesante entre los apóstoles. Por un lado, ellos están reunidos compartiendo el haber sido testigos de la resurrección. Llegan los discípulos de Emaús, está Pedro, que ya ha entrado en contacto con el Señor, y aparentemente están contentos, están alegres, están compartiendo esta buena noticia”.

Resucitado

Aterrorizados por el miedo

En esa situación, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina destacó que “entonces aparece Jesús en medio de ellos nuevamente, y allí, cuando aparece Jesús, dice el Evangelio que estaban aterrorizados por el miedo y que creían ver un fantasma. Es como que ellos se sentían bien hablando de la resurrección, teniéndolo a Jesús lejos, no dejándolo entrar en sus vidas, en la realidad”. 

Reflexionando sobre esa situación, el obispo de San Isidro señaló que “cuando Jesús entra en nuestra realidad es como si tuviéramos miedo que nos quite algo, es como si tuviéramos miedo que el Señor nos interpele, nos comprometa, se meta demasiado en nuestra vida, entonces preferimos tenerlo lejos. Nos convertimos, de alguna manera, en cristianos tristes”.

Miedo a la alegría 

Algo que Ojea denomina “el miedo a la alegría, es no dejar que la alegría inunde toda nuestra vida, que no sea solamente una alegría del que habla, del que comparte por afinidad una determinada situación, sino la alegría del que se deja atravesar por el Señor, del que después va a decir el Señor, que va a explicar con su paciencia acostumbrada todo lo que hay en los profetas y en los Salmos acerca de la conveniencia de su Pascua”.

Desde esa perspectiva resaltó que “el Señor vuelve a iluminar como dice San Lucas, como hizo también en el camino con los discípulos de Emaús, debemos dejar que la palabra nos vaya penetrando, esta palabra nueva, esta palabra viva, para que Jesús entre en nuestra realidad. No le tengamos miedo, él no viene a complicarnos, él viene a hacernos la vida mucho más simple, pero mucho más entregada, mucho más comprometida y muchísimo más feliz porque es una vida llena de sentido”.

Preferimos estar encerraditos

“A veces le tenemos miedo a topetarnos con esta realidad y preferimos estar encerraditos, encerraditos dentro de nosotros mismos, consolándonos entre nosotros mismos sin abrirnos a la realidad a la que el Señor nos compromete, que a veces es muy dura, que a veces tiene cosas realmente muy exigentes, pero que atravesadas por el amor están llamadas a ser transformadas por la luz de su resurrección”, señaló el presidente del episcopado argentino.

Finalmente, pidió que “dejemos que el Señor camine con nosotros, que el Señor entre en nuestra vida, permitámoselos para ser verdaderamente felices”.

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